Por
Jesús Aisa Diez
Una reciente encuesta de una de las “big four”
muestra que la profesión de auditoría interna está en continuo cambio y que se
adapta con rapidez a un mundo que parece estar a la vez expandiéndose,
contrayéndose y cambiando… Siempre evolucionando.
Dicha encuesta revela que la reducción de costes
encabeza la lista de prioridades de los directores de auditoría interna en
estos momentos, pues la prolongación de las crisis obliga a adoptar medidas con
las que ganar en eficiencia de la actividad. Aún así, otras cuestiones como la
intensificación de la globalización, la adaptación a riesgos nuevos y
emergentes y la escasez de recursos relacionados con las tecnologías de la
información siguen ocupando los primeros puestos de dicha lista.
Las condiciones económicas actuales también
tienen otras implicaciones en la actividad de auditoría interna, ya que han
salido a la luz grandes riesgos de fraudes que, aunque existían desde hace
tiempo, el descenso en el nivel de la actividad económica ya no permite su
ocultación. Además, los despidos de las plantillas y otras reducciones de
costes similares están a menudo reduciendo drásticamente, o incluso eliminando,
capas cualificadas de la gerencia media, al tiempo que importantes funciones de
control también se han podido ver afectadas por estos cambios.
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