Pau
Casals nunca dejó de tocar el violín hasta el día que guardó el arco por última
vez, a los 97 años. Mejoró sus habilidades, reforzó sus capacidades y dio todo
lo que había en él, hasta su último aliento. Cuando otros le preguntaban por
qué no se lo tomaba con calma, ahora que se acercaba al final de su vida, les
respondía: «Retirarse es morir». Les podría haber explicado que cuando la
música se desvanece, se llama diminuendo, y que cuando adquiere vida y cada vez
es más potente y grandiosa, se llama crescendo. Él vivía in crescendo.
De acuerdo
a Stephen R. Covey: De todas las ideas que compartio en sus tareas
profesionales, no conocio ninguna más grande ni con mayor capacidad de motivar
y de impulsar que mi lema personal: ¡Vive
in crescendo! La tarea más importante es la próxima.
Hay que
creer siempre que la tarea más importante está siempre por delante de nosotros,
no por detrás. Es fundamental vivir con esa idea. Independientemente de lo que
haya conseguido o no, aún le quedan muchas contribuciones importantes que hacer.
Puede hacer un trabajo distinto al que ha hecho hasta ahora; y puede que ese
trabajo sea significativo de una forma distinta, pero será importante de un
modo o de otro, sobre todo si le permite ejercer un impacto positivo sobre la
vida de los demás. Debería evitar la tentación de mirar el retrovisor para ver
lo que ha hecho hasta ahora, y centrarse en mirar hacia delante con optimismo.
Independientemente de nuestra edad o de nuestra situación en la vida, quienes tenemos una mentalidad tripolar nunca damos nuestra aportación por terminada.
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