Aprende continuamente:
Robin Sharma nos enseña que: Hay una cura contra el envejecimiento de la que nadie habla. Se llama
aprender. En mi opinión, mientras seas capaz de aprender algo nuevo cada día,
ampliar tus fronteras personales y mejorar tu forma de pensar, no podrás
envejecer. El envejecimiento es algo que solo le ocurre a la gente que ha
perdido su pasión por mejorar y se ha apartado de su naturaleza que es la
curiosidad.
Por lo que te reto a que en los próximos doce meses
aprendas algo nuevo, un tema sobre el cual no sepas absolutamente nada y luego
lo apliques en tu trabajo diario:
Ley de Bedford
Técnicas y herramientas coaching
SQL (Structured Query Language)
Inteligencia emocional
Auditoría continua
Estadística y Teoría de la probabilidad
Auto-Evaluación de Control (Control Self-assessment)
Procedimientos analíticos
Riesgos de privacidad
Controles suaves (soft-controls)
Tres líneas de defensa
Controles de tecnología de la información
Arriésgate a trabajar diferente:
Los seres
humanos hemos nacido para correr riesgos, Albert Szent-Györgyi, laureado premio Nobel de fisiología y medicina por
sus descubrimientos en relación con los procesos de combustión biológica, dijo
que el instinto básico humano es evolucionar, mantenerse en estado de
crecimiento, aprender y progresar hasta el siguiente nivel. La única forma en
que podemos lograrlo es aceptando continuamente nuevos retos. La actitud
opuesta seria antinatural. Dejar de tomar riesgos es algo contrario a la
naturaleza humana y a las principales leyes de la madre naturaleza. La vida es
un proceso de transformación y cambios constantes.
Las
investigaciones nos demuestran que en los primeros cinco años de vida el ser
humano aprende más y con mayor rapidez que en los años subsiguientes. Esto no
sucede por accidente. Ese es el período donde todos nosotros corremos el mayor
número de riesgos, cuando exploramos durante todo el día lo desconocido, lo no
ensayado, lo no comprobado. Es el amanecer de la vida, la cual es una época
idónea para cometer errores y luego levantarnos, quitarnos el polvo y ensayar
nuevamente como si nada hubiese sucedido.
Por ejemplo,
podríamos imaginar un bebé que piensa:
“No sé si deba ponerme de pie. Sé que si lo
hago me caeré. Sé que la caída me dolerá. ¿Será mejor esperar unos años, hasta
que esté más grande y más fuerte?
Si éste fuera
el caso, todos terminaríamos andando a gatas o gateando. Y esto es exactamente
lo que vemos en muchos departamentos de auditoría interna, donde encontramos
auditores internos asustados, los cuales, inevitablemente, pasan la mayor parte
de sus vidas en cuatro pies. Por lo que quedarse cruzado de brazos esperando,
sin hacer absolutamente nada, resulta inaceptable. Tenga el valor de hacer algo
totalmente nuevo durante los próximos 30 días:
Un método de evaluación
de riesgos que nunca haya usado:
Análisis Bow Tie
Curvas FN
Simulación Montecarlo
Análisis Markov
Evaluación de la fiabilidad humana
Audite un área que su departamento nunca antes haya
revisado:
Marketing
Social Media
Servicios Subcontratados
Participar proyecto implementación modelo control interno (COSO 2013)
Evaluar áreas claves que afecten directamente los objetivos estratégicos
Sonríe y se optimista:
Ten presente las sabias palabras del Dalai Lama: “Si alguna vez no te dan la sonrisa
esperada, se generoso y da la tuya. Porque nadie tiene tanta necesidad de una
sonrisa, como aquel que no sabe sonreír a los demás”.
Finalizamos con un
pensamiento positivo:
“En este nuevo día… y sólo por hoy:
Elijo reír… en lugar de llorar.
Elijo cantar… en lugar de quejarme.
Elijo perdonar… en lugar de ser rencoroso.
Elijo amar… en lugar de odiar.
Sólo por hoy voy a aplaudir… en lugar de criticar.
Voy a acariciar… en lugar de golpear.
Voy a bendecir… en lugar de maldecir.
Voy a orar… en lugar de ser grosero.
Voy a trabajar… en lugar de inventar disculpas.
Hoy voy a mejorar mi calidad de vida,
en lugar de resignarme a la mediocridad.”
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A poner en practica
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