Albert Salvador Lafuente
Aunque se
pueden considerar muchos puntos de vista, incluso el filosófico, conviene
entender las razones por la que se cometen los fraudes, entre las que destacan:
- Falta de controles adecuados.
- Baja / alta rotación de lugares.
- Documentación confusa.
- Salarios bajos.
- Existencia de activos de fácil conversión: bonos, pagarés, etc.
- Legislación deficiente.
- Actividades incompatibles entre sí.
Las razones
anteriores pueden clasificarse en tres grandes grupos que constituyen la
denominada pirámide del fraude y que son:
- Se tiene la Capacidad.
- Se presenta la Oportunidad.
- Existe un motivo justificativo.
En la lucha
contra el Fraude únicamente se puede actuar contra el segundo factor,
Oportunidad, ya que las otras dos son intrínsecas a la naturaleza de la
persona.
Fraudes ha
habido siempre y siempre habrá, incrementando su volumen en épocas de crisis,
incluso suponiendo que las dos primeras variables, Capacidad y Oportunidad no
varían, no pasa lo mismo con la tercera, el Motivo, ya que por una parte
existen mayores necesidades financieras, al reducirse el acceso a los
préstamos, y por otra las reducciones de personal pueden producir un efecto
justificador de la acción que se comete.
Por lo
anterior, las Empresas, especialmente en épocas de crisis, tienen que aumentar
sus alertas en los dos ámbitos en los cuales pueden actuar, la Prevención y la
Detección del fraude.
El problema
radica a plasmar eso en la práctica, ya que en teoría la forma más sencilla de
Prevención consiste en:
- Mejorar el control administrativo.
- Implementar prácticas y políticas de control.
- Analizar los riesgos que motiven a un fraude.
- Tener a los mejores profesionales existentes, bien remunerados y motivados.
Según la
“Association of Certified Fraud Examiners” de los Estados Unidos, el personal
que comete los fraudes sigue la proporción de la pirámide funcional de la
empresa, ya que:
- El 10% del fraude es cometido por ejecutivos de alto nivel
- El 30% del fraude es cometido por gerentes
- El 60% del fraude es cometido por el resto de los empleados
Para la
labor de Detección es preciso tener en cuenta diversos factores que pueden
proporcionar indicios que se está realizando un fraude, siendo los más útiles:
- Existencia de patrones de comportamiento irregular.
- Alertas disparadas delante determinadas acciones.
También se
pueden utilizar otros métodos más tradicionales, como por ejemplo las
“Denuncias anónimas”, pero se ha comprobado que son menos efectivos.
El problema
de la Detección es que se actúa “a posteriori”, cuando el fraude ya se ha
cometido al menos en parte, mientras que con la Prevención la actuación se produce
antes de que el fraude tenga lugar con lo que no se produce ninguna pérdida.
Es preciso
tener en cuenta que las pérdidas, tanto tangibles como intangibles (en especial
las reputacionales) son mayores cuanto mayor es el tiempo en el cual el fraude
se extiende, por el que es de suma importancia la existencia de alertas
primerizas.
A pesar de
que cada uno de nosotros pueda pensar que existe un perfil tipo de la persona
que comete un fraude, estadísticamente está demostrado que cualquier
empleado es susceptible de efectuar un fraude interno, siendo esta una
situación impredecible. Esto es una premisa fundamental a tener en
cuenta delante de la implantación de cualquier control, ya sea preventivo o
detectivo.
Albert Salvador Lafuente, es Jefe de Equipo
de Auditoria Interna - Corporate Assurance (Especialista en Fraude Interno) en una entidad financiera líder en España. Este artículo
fue publicado por en su Blog Fraude Interno, el cual es un Blog creado
con el objetivo de compartir conocimientos y inquietudes relacionados con el
fraude interno, tanto con profesionales de la auditoria interna como con
cualquier empresario o directivo que no disponga de un departamento de auditoria
interna en su organización. Para mayor información debes visitar: https://fraudeinterno.wordpress.com/.
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