Durante el desarrollo de la Asignatura de Auditoría Interna en el Programa Internacional de Maestría en Auditoría y Gestión de Control realizado entre la Universidad de Valencia de España y UNAPEC de República Dominicana, un estudiante me solicito que hablara sobre la Ley de Benford. Este se ha convertido en un tema común abordado por los expertos de la profesión, debido a que Departamentos de Auditoría Interna innovadores están usando cada vez más la Ley de Benford en la realización de sus pruebas, la cual parte de un criterio poco convencional. Cómo respondería usted a la siguiente interrogante:
¿Es más probable que un número empiece por 1 o por 9?
En principio parecería lógico pensar que cualquier
dígito tiene la misma probabilidad de ser el primero de un número, sin embargo
esto no es cierto. La Ley de Benford, también es
conocida como la Ley del primer
dígito o Ley de los números anómalos, asegura que, en los números que existen en la vida
real, la primera cifra que se espera que aparezca con más frecuencia que el resto de los
números es el 1. Además, según crece este primer dígito, más improbable es que se
encuentre en la primera posición.
A continuación presentamos la distribución establecida por la Ley de Benford:
¿No es asombroso?
En mi
opinión esta es una de las leyes más “anti-intuitivas”
que conozco, debido a que: ¿No es increíble que haya más de un 30 por ciento de
posibilidades de que el dígito con el que empieze una cifra sea el número 1?
Muchos auditores internos excepticos,
preguntarían:
¿No
parece mucho más razonable que para todos los dígitos la
posibilidad
sea de 11.11 por ciento (que se obtiene de hacer 1/9)?
No sólo eso, es algo impresionante la escala descendente en que aparecen el resto de los dígitos; ahora bien existen otros puntos importantes que los
auditores internos desconocen sobre esta desconcertante Ley:
Uno – La Ley de Benford
no fue creada por Frank Benford
Al percatarse de que las
páginas de los primeros dígitos en las tablas de logaritmos estaban más
desgastadas que las páginas de los últimos dígitos, el astrónomo y matemático
Simon Newcomb descubrió, en 1881, que los dígitos iniciales significativos de
los números (i.e. excluyendo
el cero) no se distribuían de manera uniforme. Dado que estas tablas eran
utilizadas por científicos de diferentes disciplinas, Newcomb conjeturó que
este fenómeno debía estar presente en bases de datos provenientes de distintos
ámbitos de la vida.
Pero fue en 1938, cuando
el físico Frank Benford redescubrió el fenómeno en 20 muestras de diferentes
fuentes, que se aportó evidencia rigurosa sobre la presencia recurrente de la
distribución logarítmica de los dígitos. Entre las bases de datos que mostraban
esta frecuencia relativa se encontraban las siguientes: cuentas de
electricidad, área de los ríos, peso atómico de los elementos químicos, números
de los inmuebles en las calles, número de habitantes en las poblaciones,
estadísticas de la liga americana de béisbol, número de defunciones en
desastres, etc.
Nota al margen: Este sin lugar a dudas, es un fantástico cumplimiento
de la Ley de Stigler,
también conocida como la Ley Eponimia
de Stigler, la cual es un axioma formulado por Stephen Stigler en 1980, el cual
establece que “Ningún descubrimiento
científico recibe el nombre de quien lo descubrió en primer lugar”, puede
considerarse una manifestación inversa del llamado «Efecto Mateo», con el que la Ley de Stigler está emparentada.
Dos –
La Ley de Benford tiene limitaciones
Esta Ley no se aplica a fenómenos que son aleatorios,
no se puede usar en la lotería, ni ningún juego de azar cumple Benford. Lamentablemente,
no nos sirve para hacernos ricos, debido a que no podría ser útil para
predecir los números de la lotería, el resultado de la lotería es totalmente
aleatorio, de forma que cada número tiene la misma probabilidad de aparecer.
Lo que necesita es que no sean números al
azar. La Ley de Benford se aplica para conjuntos grandes de números que no sean
aleatorios. Se usa esta ley cuando uno trabaja con conjuntos de muchos números,
que obedezcan a la recolección de datos que provengan de la naturaleza
(incluyendo factores sociales). Donde sí la puedes usar:
Facturas por servicio de energía eléctrica
de una empresa distribuidora de electricidad.
Facturas de una compañía telefónica.
Pagos por reclamaciones de una compañía de
seguros.
Facturación diaria por clientes en un hipermercado
o una gran tienda por departamentos.
Tres – Su
primer uso práctico fue para detectar fraudes fiscales
El profesor de contabilidad y matemático Mark
Nigrini en la década del noventa, empleó la Ley de Benford para encontrar
fraudes en declaraciones impositivas, basado en el principio de que las
desviaciones que presenten los dígitos iniciales en una población de datos, con
respecto a un patrón logarítmico esperado, podría sugerir la existencia de
irregularidades.
La idea es simple pero poderosa, si a
partir del conjunto de datos contables, registrados en los asientos de entradas
y salidas, las primeras cifras significativas siguen la Ley de Benford, la
declaración no ha sido, probablemente, manipulada. De forma general, se
considera que quien maquilla datos de una contabilidad u otro tipo de fraude
con datos socioeconómicos tiende a distribuir por inadvertencia los dígitos
significativos de forma relativamente uniforme.
La Ley de Benford no brinda una respuesta
final con respecto a si han ocurrido irregularidades, pero es útil para guiar
al auditor a investigar más las discrepancias.
Lo que hace que la Ley de Benford sea
particularmente útil para este tipo de evaluación es que permite realizar análisis sistemáticos
y profundos, en forma simultánea, de un gran número de transacciones.
Cuatro - No
necesitas adquirir un programa sofisticado de análisis de datos para aplicarla
Solo necesitas tener la información que
se va a estudiar en un archivo plano, el cual puedes exportar a una hoja electrónica
y luego aplicar la fórmula de la Ley de Benford.
Veamos un ejemplo. En el siguiente link
puedes descargar la tabla de la población de todos los municipios españoles en
2006 (obtenida de la página del Instituto Nacional de Estadística):
Usando la función de Excel EXTRAE se aísla
el primer dígito del dato de la población en cada municipio. Aplicando las
herramientas de análisis de Excel podemos calcular la frecuencia de aparición de
cada valor, y vemos en esta población el fiel cumplimiento de la Ley de Benford.
Información importante: La tabla y el cálculo fue tomado del sitio web de la Facultad de Ciencias Matemáticas de la Universidad Complutense de Madrid.
Información importante: La tabla y el cálculo fue tomado del sitio web de la Facultad de Ciencias Matemáticas de la Universidad Complutense de Madrid.
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Es simplemente genial y de mucha utilidad en nuestra profesión. gracias por la información.
ResponderEliminarExcelente disertación
ResponderEliminarHola, una consulta: Puede aplicarse también hacia incluyendo hasta el segundo digito?
ResponderEliminarMuchas gracias por la respuesta.
Muy claro el artículo!
ResponderEliminarBuen día, el archivo no está disponible.
ResponderEliminarMe parece genial como las estadísticas piden ayudarnos a resolver oh más bien orientarnos sobre la probabilidad de riesgo de fraude. Mil gracias Profe Nahum
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