Marta Cadavid - CAMS,
CFE, AML y LA/FT
Para muchas organizaciones los viajes de negocios han
sido un permanente dolor de cabeza y origen de pérdidas económicas por la
carencia de controles y políticas claras acerca del tipo de gasto y el monto
que se autoriza en la corporación.
Sabemos que el abuso son las acciones que tienen el
propósito de enriquecimiento personal a través del uso inapropiado o la
sustracción de recursos y/o activos de una organización por parte de una
persona. En la mayoría de los casos, las personas que toman tales recursos
consideran que su actuar es ético dado que la empresa ha pagado por tales
recursos o porque son considerados como gastos.
Los abusos se persiguen o detectan a través del
conocimiento de la empresa, donde unos estados financieros bien clasificados y
detallados pueden arrojar información valiosa acerca del incremento de partidas
contables que mueven la caja como en este caso lo son los gastos de viaje.
Los gastos de viajes y de representación son ese tipo
de gastos que desbordan los presupuestos anuales cuando no hay control y donde
se requiere más que sentido común para detectar las prácticas usadas por los
defraudadores. La duplicación de facturas viaje tras viaje, uso de la copia y
original de los documentos, duplicación de gastos, alteración de valores,
gastos ficticios, pagos en efectivo y con tarjeta de crédito, entre otros son
una simple muestra de todo lo que un empleado altamente creativo puede usar
para sacar provecho de los recursos de la organización a través de los viajes
de negocios que se convierten en viajes de placer.
Sin embargo, este tipo de prácticas está relacionada a
mayor escala con empleados de “Alta confianza” o ejecutivos cuyos
ingresos laborales están muy alejados de las expectativas de cualquier salario
mínimo, y aunque éste comportamiento debe sorprender, recordemos que las
estadísticas no mienten con respecto al fraude de cuello blanco en las
organizaciones donde a mayor nivel salarial o alto nivel en la jerarquía,
mayores serán las pérdidas por fraude.
Es por ello que, para evitar cualquier anomalía, mal
entendido, errores, excusas y explicaciones innecesarias en los viajes
laborales, las empresas deben tener políticas claras sobre los gastos
permitidos en los viajes de negocios, cómo también el tipo de documento o
soporte que se reembolsará. Igualmente, dicha política debe darse a conocer
desde el inicio de la relación laboral y para todos los empleados sin importar
si están o no programados para futuros viajes.
Evite cabos sueltos en los viajes de negocios y no
permita que el empleado tenga el control de los gastos más representativos como
el hospedaje y transporte aéreo. Para ello, la empresa debe tener un área de
negocios que coordine directamente este tipo de rubros, horarios y
documentación. Es obligación de la empresa conocer los lugares donde el
empleado o ejecutivo estará hospedado y la empresa de transporte con la cual
viaja, dado que tal empleado está ejecutando actividades laborales por
fuera de las instalaciones de la empresa.
Las reglas acerca de los familiares o acompañantes
deben estar incluídas y con límites específicos. De igual manera el tiempo
extra que los empleados pueden tomar por fuera de las actividades laborales
debe considerarse dentro de las políticas de viaje, ya que este tiempo no está
relacionado con la prestación de sus servicios y por ende el estatus de los
seguros y/o seguridad social del empleado se debe ajustar. Accidentes y
tragedias pasan todos los días, por lo tanto, la empresa debe conocer el riesgo
que asume cuando un empleado está representando la organización y cuando el
mismo empleado aprovecha el viaje para actividades extra
laborales.
Los soportes de los viajes de negocios deben estar
estandarizados en la política de viajes como también los tipos de aprobación
para su reembolso. Se debe determinar el límite de los gastos diarios de
alimentación y transporte urbano para evitar sobrecostos. Las atenciones a
clientes o gastos de representación deben estar acorde a la regulación global y
local para evitar cualquier situación relacionada con el pago de
favorecimientos o corrupción.
Entre los negocios y el placer hay una línea delgada
que los abusadores constantemente manipulan para sacar provecho tanto en tiempo
como en dinero. De ahí, que las políticas para viajes de negocios y gastos de
presentación son medidas disuasivas que deben incorporar fuertes sanciones y la
cero tolerancia a cualquier acto que denote un fraude. Tales políticas deben
ser cumplidas y ejemplarizadas por todo el personal de la organización sin
excepción alguna, ya que la percepción del control debe ser más fuerte que el
placer de cometer un fraude.
Marta Deise Cadavid Acevedo
Experto
Examinador de Fraude (CFE), Especialista Certificado en Anti lavado de dinero
(CAMS) y Anti lavado de Dinero y Financiamiento al Terrorismo (AMLCA).
Profesional en el área contable egresada de la Universidad de Antioquia con
Especialización en Gerencia Financiera y Master en Economía Financiera de la
Corporación Universitaria CEIPA. Conferencista y conductora de seminarios,
desarrolladora de cursos y talleres, y colaboradora en la producción de
artículos, todos esto enfocado a la prevención, detección, reporte e
investigación de delitos económicos. Para mayor información visita su
Blog Martha
Cadavid.
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