Iván Rodríguez
El área de auditoría debe estar en sintonía
con los objetivos de sus organizaciones y entender sus expectativas, las cuales
pueden variar drásticamente de una organización a otra. Y así como las
expectativas pueden cambiar en función de los riesgos para las organizaciones,
también hay señales reveladoras de que los auditores internos pueden no estar
apreciando el panorama completo y por tanto, las partes interesadas podrían
estar descontentas con el liderazgo y el valor proporcionado por la auditoría
interna.
Algunas de las señales, son las siguientes:
- Se
está ejecutando un plan de auditoría desarrollado a partir de una
evaluación de riesgos desactualizada.
- No
hay mecanismos para identificar riesgos nuevos o emergentes.
- La
administración y el comité de auditoría advierten más riesgos novedosos
que el área de auditoría.
- Los
miembros del comité de auditoría citan con cada vez más frecuencia las
mejores prácticas de auditoría interna que observan en otras empresas.
- La
auditoría está recibiendo mucha presión de sus partes interesadas para
someterse a una evaluación de calidad externa.
- Hay
instrucciones para que se reduzca el presupuesto o personal de la
Auditoría Interna, sin ser consultada.
- El
comité de auditoría no expresa preocupación alguna por las reducciones del
personal de auditoría interna.
- La
auditoría interna no se encuentra en la agenda de los comités relevantes
de la organización.
- Las
presentaciones de la auditoría interna en los comités no reciben la
atención ni la importancia debida.
- Las
partes interesadas están contratando proveedores de servicios externos
para llevar a cabo proyectos que la auditoría interna es capaz de
ejecutar.
- El
director financiero o CEO controla la agenda del comité de auditoría y le
dice al director de auditoría lo que puede o no puede presentar en las
reuniones.
- Al
interior de la organización se preguntan si realmente se necesita una
función de auditoría interna.
Es importante entonces, que los auditores
reaccionen de manera inmediata y proactiva al menor indicio de alguna de las
anteriores señales. Un trabajo profesional, serio, debidamente fundamentado y
que agregue valor a la organización, se constituye en la mejor herramienta para
evitar señales como las planteadas anteriormente.
Esto se consigue, entre otras medidas, con una
capacitación permanente, un sólido conocimiento técnico, un apropiado
escepticismo profesional y una conducta ética rigurosa, en conjunto con el
entendimiento del negocio del cliente y sus objetivos.
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