Marta Cadavid, CAMS, CFE, AML
La manipulación virtual y física de los perpetradores no tiene límites hasta el punto que hoy denominamos estas malvadas prácticas como ingeniería social. Las técnicas para doblegar la voluntad de las víctimas varían de acuerdo al tipo de crimen, estrato, o cercanía... pero en todos los casos siempre es la falta de conocimiento la que le ayuda al perpetrador a cumplir su cometido. La mayor vulnerabilidad de las empresas son las personas, es por ello que invertir en el capital humano y cero tolerancia a las actividades antiéticas son la mejores estrategias para ser objetivos de un defraudador.
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