Por Julián Ríos
Hace
algún tiempo en el artículo El Triángulo del Fraude, de esta misma serie de
artículos de Antifraude, describimos de qué se trataba la teoría y quién había
sido su creador. Hablamos de los tres vértices del triángulo: la presión, oportunidad
y justificación, que debían ser los componentes para explicar por qué las
personas cometen fraude.
La
teoría del diamante del fraude se ha discutido informalmente como necesidad de
agregar un nuevo vértice a la teoría de Donald Cressey
Hoy
veremos de qué se trata el Diamante del Fraude, en qué ámbitos de la industria se está tocando el tema y cómo expande
aún más la explicación del por qué las personas cometen fraude.
Qué se dice sobre el Diamante del Fraude
He
de aclarar que la teoría como tal no tiene un estudio formal ni mucho menos una
aceptación global como la que sí tiene la teoría del triángulo del Fraude.
Muchos dicen que el diamante del fraude hace parte sólo de un revisionismo
especulativo, empírico y acomodativo de la teoría existente de Donald Cressey,
que añade oscuridad a un camino que ya de por sí no ha estado del todo claro y
lo único que intenta es añadir una variación (como muchas podrán existir) a una
teoría que está plenamente vigente y aceptada desde los años 50.
De
esta teoría se ha hablado en algunos sitios en Internet y algunas conferencias,
seminarios y foros, como una expansión o nueva teoría que intenta agregar un
nuevo vértice llamado "capacidad" a los ya existentes
"presión", "oportunidad" y "justificación".
Qué trata de explicar el nuevo vértice
de capacidad
La
teoría del diamante del fraude limita el vértice de "oportunidad" a
la existencia o no de controles que puedan propiciar o no la comisión de un
fraude. Agrega el factor "capacidad" que se concibe como los
conocimientos y habilidades intelectuales necesarias que debe tener una persona
para cometer un fraude, indicando que "el defraudador puede sentir
presión, justificar su situación y tener la oportunidad, pero si no tiene la
capacidad no podrá llevar a cabo el fraude".