1.
Código de Conducta formal, que sea claro y
comprensible, y enunciados relacionados, políticas (incluyendo procedimientos
que cubran el fraude y la corrupción), y otras expresiones de aspiración.
2.
Comunicaciones frecuentes y demostraciones de
actitudes y comportamientos éticos esperados por parte de líderes que ejerzan
influencia en la organización.
3.
Estrategias explícitas para apoyar y aumentar la
cultura ética con programas regulares para actualizar y renovar el compromiso
de la organización con una cultura ética.
4.
Formas sencillas y diversas para que la gente informe
confidencialmente supuestas violaciones al Código o a las políticas, y otros
actos de mala conducta.
5.
Declaraciones regulares por parte de los empleados,
proveedores y clientes, afirmando que conocen los requerimientos de conducta
ética para efectuar transacciones de negocios con la organización.
6.
Clara delegación de responsabilidades para asegurar
que las consecuencias éticas son evaluadas, se brinda consejo confidencial, se
investigan las supuestas malas conductas, y los hallazgos son adecuadamente
informados.
7.
Fácil acceso a oportunidades de aprendizaje que
permitan a todos los empleados ser defensores de la ética.
8.
Prácticas positivas del personal que alienten a cada
empleado a contribuir con el ambiente ético de la organización.
9.
Encuestas regulares a los empleados, proveedores y
clientes, para determinar el estado del ambiente ético de la organización.
10.
Revisiones regulares de los procesos formales e
informales dentro de la organización que pudieran crear, potencialmente,
presiones y desvíos que debilitarían la cultura ética.
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