Por Wilfredo Rafael Bastardo
Las tendencias mundiales, en cuanto a casos de corrupción, que involucran malversación de fondos, lavado de capitales fraude cibernético, tienen un sinnúmero de réplicas a escala regional. En los últimos años hemos podido observar casos de gran trascendencia en los ámbitos públicos y privados de la sociedad venezolana. Uno de los elementos que observamos con mayor recurrencia está relacionado con la debilidad en los mecanismos de prevención, fiscalización, denuncia y las acciones posteriores a la Noticia Criminis. En Venezuela, el complejo entorno socioeconómico con alta influencia política ha logrado que los aspectos antes señalados se fusionen y combinan de manera homogénea para dar paso a un escenario ideal para la proliferación de conductas irregulares en diferentes niveles de las organizaciones en las empresas del sector publico y privado.
A fin de fortalecer los mecanismos de lucha contra la corrupción, las instituciones legales y los actores reguladores existentes, adelantan esfuerzos, realizan inversiones y orientan acciones hacia la cooperación transnacional, para robustecer sus capacidades de lucha contra un flagelo que con diferentes nombres, modalidades, protagonistas y objetivos tiene como único propósito el lucro personal en detrimento del patrimonio que debería destinarse a la mejora de la calidad de vida y desarrollo de la sociedad y sus integrantes. Con el transcurrir del tiempo y los avances de la tecnología, se han masificado y simplificado una amplia variedad de transacciones y servicios en el ámbito de los negocios, que demandan de una actualización constante de dichos mecanismos de control.
Los delitos perpetrados por los llamados "delincuentes de cuello blanco", aunque en nuestra sociedad venezolana el color puede ser cambiado dependiendo de los actores en el poder, están asociados usualmente a roles de autoridad en grandes corporaciones multinacionales con influencia o participación en el sector público y privado, o a sujetos con una especial astucia y destreza social (viveza criolla) , también han evolucionado y se han diversificado hasta reinventar los esquemas de fraude. Esta actualización del perpetrador de fraude que ostenta el poder, incluye la estrategia de implementar acciones que comprometan la independencia de los organismos o entes de control, minimicen y debiliten, el control interno dentro de las organizaciones en las empresas, evitando cumplir con las acciones primordiales para combatir el fraude que se ilustran en la siguiente imagen:
Este artículo se fundamenta en la Encuesta de Fraude Corporativo realizada en Venezuela y nos permite conocer directamente, la incidencia de los hechos de fraude y/o conductas irregulares, lo cual permite que nos familiaricemos aún más con el contexto actual de las organizaciones y el impacto que recientemente ha tenido, en esta materia, en el sector corporativo local.La Encuesta online fue realizada a 1.000 ejecutivos de alto nivel con roles de liderazgo organizacional en áreas como contraloría, finanzas, legal y cumplimiento regulatorio, en la cual se obtuvieron + 300 respuestas a 46 preguntas relacionadas con aspectos cualitativos y cuantitativos acerca de su experiencia con conductas irregulares en Empresas públicas y privadas con diferentes perfiles (grandes, medianas y pequeñas), así como una muestra muy diversa de los sectores económicos, la encuesta tuvo una duración de tres meses, en el período comprendido entre enero y abril de 2017.
La investigación dio como resultado que un alto porcentaje de los ejecutivos participantes (72%), no posee información exacta acerca de las situaciones irregulares que se han presentado en su empresa durante los dos últimos años.
A pesar de que este 72% de los ejecutivos manifiesta no tener información suficiente sobre qué está ocurriendo en sus organizaciones, al realizarle la pregunta acerca de su nivel de conocimiento sobre las situaciones irregulares a las cuales está expuesta su organización, el 58% manifestó conocer en un alto grado tema o situaciones de Fraude en la empresa. Combinando las variables anteriores, sólo el 20% de ese grupo afirma tener conocimientos sobre casos de fraude en sus organizaciones en los últimos dos años y de los riesgos de fraude a los cuales están expuestas, lo que crea gran suspicacia sobre el "Ambiente de Control" en estas empresas.
Esto no deja de ser un dato preocupante, ya que constituye una vulnerabilidad que abona el terreno para la especulación, por ejemplo el lector pudiera inferir, que:
- Las empresas están siendo gestionadas o administradas por personas si la capacidad suficiente para contribuir al logro de los objetivos.
- Los altos ejecutivos, quienes se suponen, deben conocer la información estratégica no están haciendo la interpretación o uso adecuado de la misma para el proceso de toma de decisiones.
- Existe una omisión voluntaria del control, con fines de lucro personal o beneficio propio de los involucrados.
- Inexistencia de un eficiente y efectivo Sistema de Control Interno de los procesos de las empresas, lo cual se pone de manifiesto en los resultados de la encuesta que revelan que de ese 72% señalado, existe un 58% de ejecutivos, que dicen que a pesar de no tener información o documentación suficiente, indicaron tener conocimiento de las situaciones de fraude en la empresa. Aunque parezca un contrasentido, se deja ver una situación de vulnerabilidad, por desconocimiento, y hasta de apatía hacia los beneficios que pudiera reportar un buen sistema de control interno.
- Vulneración del Gobierno Corporativo sobre el cual se sustentan los procesos de las empresas.
- Vulnerable Ambiente de Control en lo que respecta a la falta de principios y valores fundamentales como son la moral y la ética.
- Ausencia de una cultura de control en los integrantes de las empresas
- El desconocimiento de la información por el 72% de los ejecutivos forma parte de una estrategia que abona el terreno para la perpetración de acciones fraudulentas.
- Complicidad interna
- Trafico de influencias
- Configuración de una red de corrupción en las altas esferas políticas y alta dirección de las empresas
- Complicidad por acción u omisión de los entes llamados a generar las respectivas alertas...
De lo anterior, se desprenden dudas razonables acerca de qué tan interesadas están las organizaciones en obtener una gestión sana, efectiva y eficaz del riesgo de fraude y qué motiva el desconocimiento, la omisión y falta de atención y aplicación de un plan de acciones correctivas a las causas que dan origen a los sucesos irregulares.
Queda sobreentendido, que si una empresa desea una gestión correcta del riesgo de fraude, se hace necesaria una clara definición del rol de los integrantes de la organización, encargadas del manejo de estos temas, así como la formación de competencias requeridas para el manejo, monitoreo, verificación y control en materia antifraude. En Venezuela, las organizaciones se han quedado rezagadas en la formación de capital humano en materia de control, por ejemplo, sin temor a equivocación, la gran mayoría de las organizaciones no disponen de personal con conocimientos y buen nivel de dominio en materia de riesgos, fraude, auditoría forense, lavado de capitales, fraude cibernético, y otras áreas de control.
Asimismo, existen oportunidades de mejora a nivel cultural dentro de las organizaciones locales, ya que los resultados podrían demostrar la necesidad de trabajar sobre el incremento del nivel de previsión, control, planeación y monitoreo ante estos posibles eventos para una gestión proactiva del riesgo de fraude y conductas irregulares.
Sin embargo, es fundamental para mejorar el estado actual de cualquier entidad, conocer si existe un hecho irregular. Sólo así, se abre una oportunidad de mejora en las corporaciones, tanto en el diseño de controles, como de indicadores de monitoreo y alertas para identificar posibles amenazas y aplicar el modelo de gestión seleccionado.
Esta brecha manifiesta que no todas las compañías en Venezuela se han ajustado a los cambios de los actuales momentos, tomando las respectivas acciones para fortalecer y mejorar los controles conforme crece el volumen y complejidad de sus operaciones, o bien no se han adaptado a los cambios del entorno como por ejemplo, lavado de capitales, tráfico de influencias, fraudes cibernéticos o electrónicos, operaciones con criptoactivos.
El monitoreo continuo de los procesos, actividades y tareas, así como la implementación y actualización o mejora continua de los controles son fundamentales en la prevención y detección del riesgo de fraude.
Por otro lado, el uso de la tecnología y los datos a favor de la investigación de estos hechos facilita el proceso de investigación y la recolección de pruebas que permitan una mejor detección o respuesta, con lo cual se mejora la administración del riesgo de fraude.
Una buena parte del conglomerado de nuestras empresas Venezolanas, en particular las empresas del Estado, parecen NO HABER ENTENDIDO que "El fraude no puede ser evitado, pero sí puede ser mitigado y disuadido", lo cual es parte del problema actual de los alarmantes NIVELES DE CORRUPCIÓN que nos ubican como uno de los países con mayores niveles de corrupción a nivel mundial.
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