Durante mis viajes por Latinoamérica, he tenido la
oportunidad de ver cómo algunos auditores internos viven como si fueran
inmortales, en cambio muchas veces observo, como otros se comportan como si estuvieran con la sentencia
aplazada, por lo que no conozco pregunta más esencial y más embarazosa que
ésta:
¿Cuál es la diferencia entre un
auditor interno excepcional y uno ordinario?
La diferencia lo
representa el compromiso con la excelencia, el cual se refleja en la decisión
de mejorar nuestras destrezas y habilidades continuamente. Ahora, más que nunca
debemos de estar conscientes que siempre hay inexploradas posibilidades de
crecer, recuerde que los
auditores internos necesitamos levantarnos cada mañana y realizar un esfuerzo
extra durante las
próximas 24 horas que tenemos por delante.
Ese esfuerzo extra es lo que separa:
...al auditor interno superior del mediocre;
...al auditor profesional del aficionado;
...al consultor de negocios del verificador;
...al asesor interno del espía de la administración;
...al socio de su cliente de su enemigo;
...al entrenador sobre control interno del juez;
...al auditor interno exitoso del perdedor.
...al auditor interno exitoso del perdedor.
“La diferencia
entre lo que hacemos y lo que somos capaces de hacer resolvería la mayoría de
los problemas del mundo” Mahatma Ghandi.
Me gustaría hacerte una pregunta:
¿Cómo sería el mundo si
viviéramos todos hasta nuestro máximo potencial?
Ya sabemos la respuesta. Entonces, comienza trabajar
en mejorar tus destrezas hoy mismo.
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