Guillermo Casal, CIA, CCSA, CFSA, CGAP, CRMA, CISA, CFE
Para ilustrar la situación, el mejor ejemplo es el cuento del rey desnudo, escrito por Christian Andersen en 1837, que transcribo exactamente como se lo puede leer en Wikipedia:
Para ilustrar la situación, el mejor ejemplo es el cuento del rey desnudo, escrito por Christian Andersen en 1837, que transcribo exactamente como se lo puede leer en Wikipedia:
“Hace muchos años vivía un rey que era comedido en todo
excepto en una cosa: se preocupaba mucho por su vestuario. Un día oyó a Guido y
Luigi Farabutto decir que podían fabricar la tela más suave y delicada que
pudiera imaginar. Esta prenda, añadieron, tenía la especial capacidad de ser
invisible para cualquier estúpido o incapaz para su cargo. Por supuesto, no
había prenda alguna sino que los pícaros hacían lucir que trabajaban en la
ropa, pero estos se quedaban con los ricos materiales que solicitaban para tal
fin.
Sintiéndose algo nervioso acerca de si él mismo sería capaz
de ver la prenda o no, el emperador envió primero a dos de sus hombres de
confianza a verlo. Evidentemente, ninguno de los dos admitieron que eran
incapaces de ver la prenda y comenzaron a alabar a la misma. Toda la ciudad
había oído hablar del fabuloso traje y estaba deseando comprobar cuán estúpido
era su vecino.
Los estafadores hicieron como que le ayudaban a ponerse la
inexistente prenda y el emperador salió con ella en un desfile, sin admitir que
era demasiado inepto o estúpido como para poder verla.
Toda la gente del pueblo alabó enfáticamente el traje,
temerosos de que sus vecinos se dieran cuenta de que no podían verlo, hasta que
un niño dijo:
«¡Pero
si va desnudo!»
La gente empezó a cuchichear la frase hasta que toda la
multitud gritó que el emperador iba desnudo. El emperador lo oyó y supo que
tenían razón, pero levantó la cabeza y terminó el desfile.”
Lo que hizo el niño de la historia es exactamente lo que se
espera que hagamos los auditores internos. Como toda historia, tiene sus
semejanzas y diferencias con la realidad en que se desempeñan los auditores
internos.
Analicémoslas a continuación, y abordemos seguidamente el
tema del título de nuestro artículo: hasta dónde controvertir a la gerencia de
la organización.
Semejanzas
A similitud del niño, el auditor interno es (o debiera
ser…) INDEPENDIENTE. No condicionaban al niño los comentarios sobre
la supuesta estupidez de quienes no lograban visualizar el vestido del rey.
Es más……de hecho la Junta Directiva establece la creación
de una unidad de auditoría interna, justamente PARA ESO. Para que la
gerencia no los manipule de manera semejante a como lo hicieron los sastres con
el rey, y sabedores que los empleados o funcionarios operan de manera semejante
a los cortesanos y no son independientes en sus opiniones. Al poder le
desagrada que lo cuestionen…….
Diferencias
La primera, y evidente, es que el auditor interno NO ES
UN NIÑO. Sus opiniones deben ser sólidas y profesionales, para nada
cándidas. El auditor interno es (nuevamente, debiera ser…..) plenamente
consciente de que sus opiniones tendrán impacto sobre otros. Pueden favorecer a
determinados grupos de gerencia y perjudicar a otros, contribuir a que la
empresa adopte determinado rumbo y no otro……..De esta falta de candidez o
inocencia de comentarios se derivan otras diferencias.
La segunda diferencia es que la oportunidad, los
destinatarios, el énfasis, la reiteración de comentarios por parte del auditor
interno pueden producir muy distintos resultados frente al mismo hallazgo de
auditoría. Volvamos entonces a la pregunta que da título a este artículo
¿Hasta dónde
controvertir con la gerencia?
Podríamos iniciar con una pregunta previa. ¿Es necesario
que el auditor interno se oponga o cuestione ciertas decisiones gerenciales? La
respuesta, bastante evidente, es que sí, porque de lo contrario no habría
necesidad de una auditoría interna.
Derivada de la primera pregunta, la siguiente cuestión es: ¿hay
un límite para el disenso? La respuesta para esa pregunta, que no resulta tan
obvia ni tan fácil de contestar, es que sí. Y que el límite para el disenso es
la PERTENENCIA.
Por dar un ejemplo trivial, si usted es espectador de un partido de tenis,
puede dudar respecto de si una pelota picó dentro o fuera de la cancha pero no
puede controvertir las reglas del juego DURANTE un partido.
Eso corresponde a otro ámbito y otra instancia. De modo
semejante, el auditor interno puede verse como el guardián o garante del
funcionamiento del sistema de control interno, pero no le corresponde
establecer metas o políticas de la organización.
El justo
equilibrio – el deber ser del auditor interno
Un auditor interno será valorado por su organización por
una conjunción de factores:
·
Ubicuidad. Al igual que en el caso del
partido de tenis, hay una instancia previa de definir las reglas del juego y
otra de jugar el partido. Idealmente, el auditor interno debiera participar de
ambas, si bien en la definición de las reglas de juego (políticas y metas), su
rol será necesariamente más acotado por diversos factores:
o
Peso
político. Quienes definen las reglas de juego son normalmente los superiores
jerárquicos del auditor interno. A similitud de un invitado, sus opiniones son
tomadas en cuenta pero no vota en las decisiones. Si el auditor interno llega
un desacuerdo extremo con las definiciones de misión, visión y valores de la
organización, lo que debe hacer es cambiar de organización
o
Conocimientos.
El auditor interno es un especialista en riesgos y controles, no necesariamente
en estrategia de negocios
En
la instancia de “jugar el partido” (administración de las operaciones), el rol
del auditor interno es, si se quiere, más claro y simple. Establecidas las
reglas del juego, el auditor opera como una suerte de árbitro que juzga si las
acciones emprendidas encuadran dentro de las políticas y metas establecidas.
Con la diferencia respecto del árbitro que el auditor interno no impone
sanciones sino que formula recomendaciones. Sobre este punto volveremos más
adelante
·
Equidad. Nada es más irritativo para
quienes reciben comentarios de auditoría interna que percibir que no se mide
con la misma vara a todos. Por desacertada que parezca a la gerencia una
observación, su ánimo será mucho más constructivo si se aprecia que se le ha
formulado consistentemente a todos los niveles y áreas de la organización. Y en
un diálogo constructivo es mucho más probable llegar a acuerdos y soluciones
que en una confrontación, arbitraje o imposición
·
Criterio
y conocimiento del negocio. Es
también desagradable para un administrador advertir que el auditor que
cuestiona sus acciones o decisiones desconoce la materia sobre la que está
opinando, o que vierte comentarios solamente enfocados en ciertos aspectos
(v.g, prevención de fraudes), dejando de lado otras aristas de la gestión como
la eficiencia operativa, buen servicio al cliente, etc. Por el contrario,
cuando el auditor es ubicuo, equitativo y conocedor, la administración tomará
los comentarios con una actitud positiva y habrá mayores probabilidades para el
auditor de contribuir y agregar valor, aun cuando inicialmente haya contrariado
el punto de vista gerencial
Habilidades
interpersonales de comunicación
Un auditor puede formular un comentario ubicuo, equitativo y conocedor,
y sin embargo encontrar rechazo por su incapacidad de comunicar. Veamos
seguidamente algunos detalles a tener en cuenta en las comunicaciones.
En primer lugar, tener en cuenta que la reacción inicial
frente a CUALQUIER objeción es el rechazo y la resistencia. Considere el
lector su propia reacción frente a objeciones tan triviales como:
·
¿Qué
te parece si en lugar de ir a tu restaurante favorito pedimos una pizza en
casa? (o viceversa, según el plan de cada quien…….)
·
¿Cómo
verías ir de vacaciones en la montaña en lugar del resort de playa que me
habías sugerido?
Para vencer el rechazo y la resistencia hay una serie de
factores a tener en cuenta que contribuyen
Sustentar sólidamente los motivos para las objeciones
Puede que los ejemplos del restaurant y las vacaciones no
despierten gran resistencia en ciertas personas, pero sí en otras. Si se sabe
que se enfrentará este último escenario, posiblemente deba cambiarse la
propuesta de la siguiente forma:
·
¿Sabías
que tu restaurante favorito está siendo inspeccionado porque se rumorea que
aparecieron ratas muertas en la cocina? ¿No sería mejor quedarnos en casa y
pedir una pizza esta noche, hasta que se aclare la situación?
·
¿Sabías
que hay un huracán en la zona de ese resort tan bonito al que me dijiste de ir
la semana próxima? ¿No será mejor ir a la montaña, adonde los huracanes no
llegan?
Estos ejemplos nos ilustran también sobre la razón por la
cual el IIA (Institute of Internal Auditors) es tan puntilloso al precisar los
elementos que deberían integrar una observación de auditoría interna:
·
Criterio.
Como debería ser
·
Condición.
Como realmente es
·
Causa.
La razón por la cual algo no es como debería ser
·
Efecto.
El perjuicio que produce el desvío entre el deber ser y lo que realmente es
La recomendación surge como párrafo opcional y consecuencia
de todos los anteriores.
Considerar si algo se debe comunicar
Los estudiosos de la mente humana nos explican que,
contrariamente a nuestra difundida creencia, no somos seres plenamente
racionales (tampoco lo son las organizaciones, pero ese punto nos apartaría del
tema de este artículo).
Somos seres EMOCIONALES CON CAPACIDAD DE RAZONAMIENTO
Si algo nos violenta, o contraría fuertemente, nos negamos
a pensar en ello. La reacción de un administrador frente a un auditor que le
advierte que un empleado de su confianza puede estar cometiendo fraude es frecuentemente
de rechazo y negación, como seguramente lo sería frente a un amigo/a que le
mencionara una posible infidelidad de su pareja. Por tanto, hay que evaluar
cuidadosamente el impacto de lo que se habrá de comunicar, teniendo en cuenta
los siguientes “filtros”:
1.
¿Estamos
plenamente convencidos de lo que vamos a decir? (Nunca se está plenamente
“seguro”, pero “razonablemente seguros” me resulta un término demasiado vago,
de modo que prefiero hablar de convicción)
2.
3.
¿Tenemos
que hacerlo en este preciso momento?
Si la respuesta no es plenamente afirmativa a las tres
preguntas, lo mejor es no hacer ninguna comunicación, y eventualmente dejar
documentado el tema para futura auditoría en papeles de trabajo
Si la respuesta a las tres preguntas es afirmativa, el
siguiente planteo es CÓMO lo comunicaremos
Destinatarios de la comunicación
En primer lugar, hay quienes reciben las comunicaciones de
auditoría interna para tomar acción, y otros, generalmente de nivel superior, a
simple título informativo. Respecto de aquellos de quienes se espera acción
correctiva, lo adecuado normalmente será combinar las comunicaciones verbales y
escritas de la siguiente forma:
·
Comentario verbal. En un tono calmo, no amenazante,
y con la mayor claridad posible, se anticiparán las observaciones que habrá de
formular la auditoría interna a la operatoria actual. Tratando de seguir el
esquema anteriormente mencionando (criterio, condición, causa, efecto,
recomendación). En ese anticipo verbal se mencionará que a estos comentarios
les sucederán las siguientes instancias que seguidamente mencionamos
·
Borrador de informe (escrito). Se envía con una leyenda que indique claramente que se trata de un
borrador, para que el destinatario mencione sus eventuales discrepancias con
observaciones y recomendaciones, y proponga planes correctivos en una respuesta
por escrito
·
Reunión de cierre. En la cual se elabora una
minuta donde se documentan los acuerdos y desacuerdos, tanto sobre
observaciones como sobre recomendaciones del auditor
·
Informe final. En el cual se corrigen los
errores que hubiera podido tener el informe borrador, y se incorporan tanto las
discrepancias como los compromisos de acción correctiva acordados entre el
auditor y la gerencia. Normalmente ésta es la única comunicación que recibe el
superior del área examinada, para propósitos de informarle y para contribuir
con su rol de supervisión
Otras consideraciones de las comunicaciones
A menudo existe un balance entre la confidencialidad que se
logra cuando se hacen reuniones de cierre separadas con cada responsable de
acción correctiva, y la sinergia que se puede obtener cuando se elaboran planes
conjuntos entre diversas áreas. Es un tema a evaluar en cada caso individual,
difícil de plasmar en un procedimiento detallado
Recaudos a adoptar en las comunicaciones
Los hay de tres tipos:
·
Generales
(aplicables a comunicaciones verbales y escritas)
·
Aplicables
a las comunicaciones verbales
·
Aplicables
a los informes escritos
Recaudos generales
Claridad. Usar palabras de sentido inequívoco. (Por
ejemplo, la palabra “complejo” tiene varias acepciones en español. Es mejor
decir “complicado”, aunque resulte menos elegante). Evitar el uso de jerga
técnica cuando no todos los destinatarios lo son
Concisión. Usar la menor cantidad de palabras posible. Para
ello, hay básicamente dos reglas: frases cortas y voz activa. Usar el punto y
seguido en lugar de la coma para separar comentarios, y respetar un orden
lógico o cronológico
Recaudos aplicables a las
comunicaciones verbales
La “carga emotiva” que se ponga en un informe (o que su
destinatario perciba), puede afectar sensiblemente la comunicación humana,
porque, como ya hemos dicho, percibimos primeramente a través de las emociones
y recién en segunda instancia por medio de los razonamientos. Por ejemplo: no
es lo mismo decirle a un administrador “hemos advertido un faltante de USD
50.000” que decir “alguien sustrajo USD 50.000”, porque la imputación lo pondrá
a la defensiva de sus empleados o, inversamente, indignado contra ellos. Ese
estado emocional alterado dificultará pensar con él o ella la solución.
Escuchar. Uno de los motivos más importantes para
establecer un diálogo es que hablen ambos, en tiempo real, y lleguen a acuerdos
o, al menos, a delimitar los desacuerdos. Cualquier persona a la que se le
habla y no se le escucha 1) se fastidia y 2) deja de aportar a la conversación.
Esto nos lleva al comentario siguiente.
Paciencia. Hay gente que habla mucho…..pero también hay un
tiempo limitado para las reuniones. Hay diversas técnicas para administrar este
conflicto. Una técnica para evitar esto es establecer una agenda con tiempo y
temas explicitados de antemano. Lo cual habilita, cada cierto tiempo a hacer
menciones del tipo “ tenemos dos horas para tratar ocho temas. Ha transcurrido
la primera y apenas cerramos dos. Deberemos hacer un esfuerzo para ser breves
en nuestros comentarios para llegar en tiempo”. A nadie le gusta, pero la
mayoría de las personas lo aceptamos.
Recaudos aplicables a los
informes escritos
Si bien a muchas personas les agrada hablar mucho, son muy escasas
las personas que siquiera toleran leer extensas parrafadas de las cuales no
llegan a extraer conclusiones. Por lo tanto, dos consejos sobre este tema son:
·
Hacer
un resumen ejecutivo en el cual se efectúe una síntesis tanto del trabajo
realizado como de las conclusiones obtenidas. Este resumen es frecuentemente lo
único que lee la alta dirección, y debe considerarse si tiene sentido enviarle
el informe completo. Distinto es el caso de la gerencia operativa, que debe
recibir los comentarios que le incumben, tanto sea por responsabilidad como por
necesidad de acción correctiva
·
Usar
gráficos tanto como sea posible. Es muy acertado el aserto que “una imagen vale
más que mil palabras”, por tanto sintetizar conceptos a través de gráficos
demostrativos de tendencias es muy conveniente
La importancia del seguimiento de las recomendaciones
formuladas
Pese a que el auditor interno haya puesto todo el esmero en
sustentar y formular debidamente sus comentarios, puede ser que la gerencia
mantenga, por diversas razones, sus puntos de vista y no tome acción
correctiva. Con el transcurso del tiempo se verá quién tiene razón, y si es el
auditor el problema seguramente se agravará. Si es la gerencia la que estaba acertada, el
inconveniente se irá disipando.
Si se da la primera circunstancia, el auditor tendrá
ocasión de reiterar sus comentarios, con la mención que se ha producido un
agravamiento de las circunstancias. Si bien esto puede producir un rechazo aún
más intenso, el auditor debe ejercer la persuasión para convencer a la gerencia
que de no tomar acción correctiva el daño se agravará. Y, en caso de no vencer
la resistencia, será ocasión para elevar el tema a instancias superiores que sí
deberán ser requeridas de acción correctiva y no meramente informativa en esta
segunda instancia.
CONCLUSIONES
Mi colega y amigo Manuel Luis Conde, prematuramente
fallecido a la edad de 59 años y que fuera Presidente del Instituto de
Auditores Internos de Argentina, sostenía el aserto “puño de hierro en guante
de seda”. Los auditores internos deben
ser educados en sus modales, sólidos en sus conceptos. Cuando un auditor
interno objeta una acción o decisión de la administración, sea cual fuere el
nivel de la organización en la cual se adoptó, debe hacerlo con buenos motivos
y sustento. Nos queda pendiente para otro artículo qué se debe hacer cuando la
organización no acepta los comentarios del auditor interno pese a haber sido
debidamente formulados.
Guillermo Casal, CIA, CCSA, CFSA, CGAP, CRMA, CISA, CFE - Contador Público y Master en Economía y Administración de empresas en Argentina. Con más de 35 años actuando en todas las especialidades de Auditoría. Auditor interno, externo, informático y forense. Obtuvo todas las certificaciones del IIA (CIA, CCSA, CFSA, CGAP, CRMA). También la CFE (examinador de fraudes), y la CISA (auditor informático). Dedicado hace quince años a la consultoría y capacitación. Fue colaborador de Luis Moreno Ocampo, ex fiscal penal de la Corte internacional de la Haya, y Stephen Walker, ex agente especial del FBI. Para mayor información visite www.guillermocasal.com.
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Muy practico a al realidad de la función de auditoría.
ResponderEliminarFelicidades!
Gracias Alberto
Eliminar¡Excelente artículo!. Espero otro del mismo nivel, gracias por compartir sus experiencias.
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