El presente artículo, es una reflexión sobre los retos que el Auditor
Interno debe afrontar durante y después de la pandemia. En él se detallan
aspectos relativos a los riesgos asociados a las crisis, estudios del Global
IIA, así como las recomendaciones de prácticas y herramientas que los
auditores deben considerar para afrontar dichos riesgos y como convertirse en
un colaborador solidario dentro de la
organización.
El refrán que reza
“Después de la tempestad viene la calma”, se considera una frase muy
alentadora cuando luego de la crisis, las personas y las organizaciones
reinician sus actividades y operaciones de manera normal. En el caso que nos
compete como Auditores Internos, la tempestad aún permanece, considerando que
nuestra misión es proteger y mantener en plena mejoría el valor de la
organización, proporcionando aseguramiento objetivo, asesoría y conocimiento
basado en riesgo. La ausencia en el lugar de los procesos, nos limita a
observar el comportamiento de los controles internos, así como su efectividad
durante la crisis y sumado a la insinuación de los riesgos, la priorización a
lo más urgente por parte de la gerencia, relega a un modo pasivo el monitoreo
y supervisión de los procesos recurrentes y de los controles aceptados, dando
lugar a la posibilidad de ocurrencia de fraudes.
Todo lo anterior
nos obliga a reinventarnos y poner en práctica el mandato de las normas
internacionales de Auditoría interna, en especial cuando se trata de reevaluar
los riesgos, lo cual debe suceder antes y después de la reintegración1 a
las actividades presenciales. Hablamos de los riesgos macro , aquellos que son
riesgos económicos o financieros, riesgos políticos o más bien de crisis
sanitaria, aquellos que pueden tener una influencia generalizada y
significativa en áreas vitales como la cadena de suministro, planificación a
corto y largo plazo, gestión y seguridad del talento, prevención del
fraude y corrupción y la continuidad del negocio.
La naturaleza de
estos riesgos, lo hace más complejos y tan dinámicos como los riesgos
desconocidos, por ejemplo, podrían repercutir en el impacto de la política
comercial y arancelaria en el desempeño económico, el cambio cultural, la
conducción a la hambruna o a desastres epidemiológicos que pueden
desencadenar la inestabilidad geopolítica, en términos sociales y de salud.
Por ende, las organizaciones representan el primer eslabón para su
repercusión y no solo a aquellas que
ofrecen productos y servicios a mercados, sino, de hecho, también en aquellas
cuyo ecosistema comercial, los líderes creen que son inmunes a los riesgos
macro.
Esto nos coloca en
una posición de ofensiva frente a los cambios, tanto interno como en el
entorno de la organización, ya que la actualización de nuestro Plan de
Auditoría debe considerar estos riesgos los emergentes no contemplados en
nuestro plan original.
La primera línea
de defensa, encargada del manejo operativo y la administración de los
controles y quienes debieron permanecer en menor medida, haciendo frente a la
demanda de los clientes y requerimientos del personal que labora de manera
remota, serán los más considerados para evaluar si ha habido manifestaciones
o ciertas variaciones de dichos riegos.
Ya lo había comentado Richard Chambers, CEO del Global
IIA, en su blog, cito: “el desafío es lidiar con los riesgos asociados con el
regreso a nuestros lugares de trabajo habituales, los cuales son muchos,
incluyendo el equilibrio de la salud y seguridad de los empleados con las
preocupaciones sobre la privacidad, ajuste de las operaciones para reducir al
mínimo el riesgo de brotes, reevaluar las necesidades de bienes raíces en el
corto y largo plazo, capacitar a la gerencia para hacer frente de manera justa
a las necesidades y problemas de los empleados, relacionados con la pandemia,
asegurar que los nuevos procesos y procedimientos estén bien diseñados y
funcionen según lo previsto y más”.
Comparto algunos de los resultados de una encuesta
rápida, llevada a cabo en el mes de abril, por el Global IIA, (Encuesta
COVID-19), dirigida a los ejecutivos de Auditoría de varios países, con
relación a la situación actual y la incidencia de la pandemia COVID-19 en las
organizaciones. Las respuestas más interesantes que este estudio arrojó, fueron
las relacionadas con el nivel de preocupación por la situación generada por
el COVID-19, donde dichos ejecutivos expresaron que sus organizaciones tenían
una gran incertidumbre sobre el impacto que podría tener la pandemia, otra de
las respuestas fue que muchos adoptaron medidas flexibles y agiles con respecto
al riesgo dinámico. De igual forma, una tercera parte de los encuestados
mencionó que han actualizado sus planes de auditoría y otros dos tercios
expresaron que están identificando riesgos emergentes. Así mismo, más de la
mitad de los encuestado dijeron ya han actualizado su evaluación de riesgos.
En dicho estudio, los líderes de la Auditoría Interna,
compartieron su agilidad, demostrándose que casi 4 de cada 10 encuestados han
agregado nuevos compromisos debido a COVID-19 y 4 de cada 10 han redirigido al
personal para dejar de lado su trabajo normal de auditoría para ayudar a sus
organizaciones en este momento de crisis. Más del 40% de los encuestados
reportaron su apoyo a los esfuerzos en torno a la planificación de la
continuidad del negocio, así como a las medidas adoptadas en los aspectos de
seguridad cibernética, el ERM, fraude, control y reducción de costos.
No podemos obviar los resultados obtenidos en este y muchos
estudios realizados por el IIA y otras instituciones preocupadas por la
situación que nos afecta. Representan una radiografía sobre el rol que como
auditores nos toca jugar en la organización. Nos ayudan a comparar con nuestra
realidad y a reorientar nuestro enfoque para complementar el trabajo que
realizamos como asesores del Consejo y la Alta Gerencia.
La auditoría interna debe aprovechar esta oportunidad
única para participar en comités de gestión de crisis, Identificar riesgos
nuevos y modificados, eliminar duplicaciones y cuellos de botella en nuevos
procesos, ser ágiles, incrementar la capacidad análisis de datos,
proporcionar respuestas como enlace con la junta y el comité de auditoría, trabajar
en estrecha colaboración con la primera y segunda línea, así como con
auditoría externa, preguntando "Cómo ¿Podemos2 ayudar?"
y prepárese para lidiar con las presiones para "cruzar la línea"
asumiendo responsabilidades de gestión. Estas habilidades deben ser
consideradas herramientas de apoyo imprescindibles, pues su debida aptitud y
cuidado profesional así lo exigen. El conocimiento, la aplicación de buenas
prácticas, el sentido común y la inteligencia emocional son grandes aliados
para llevar a cabo el trabajo, tanto de aseguramiento como de consultoría.
Finalmente, las expectativas del Consejo y la Alta
Gerencia, deben quedar satisfecha de los informes de los compromisos, que como
resultados de trabajos agiles y la implementación de esquemas soportados en
los marcos normativos, deben contribuir al logro de los nuevos objetivos post
crisis.
Consultas.
Marco Internacional para la Práctica
Profesional de la Auditoria Interna, Global IIA, Edición 2017.
Blog de Richard Chambers: https://global.theiia.org/knowledge/chambers-spanish/Pages/default.aspx 1http://contentz.mkt5790.com/lp/2842/275148/OnRisk-2020-Report_0.pdf 2https://global.theiia.org/knowledge/Public%20Documents/Internal-Audit-in-the-COVID-19-Era.pdf
Blog de Richard Chambers: https://global.theiia.org/knowledge/chambers-spanish/Pages/default.aspx 1http://contentz.mkt5790.com/lp/2842/275148/OnRisk-2020-Report_0.pdf 2https://global.theiia.org/knowledge/Public%20Documents/Internal-Audit-in-the-COVID-19-Era.pdf
El autor es Catedrático Universitario y actual
Presidente de la Junta Directiva del Instituto de Auditores Internos de la
Republica Dominicana (IAIRD)
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Excelente artículo, arroja claridad a los aspectos más relevante en medio de esta crisis. Es importante entender que como Auditores Internos debemos estar alerta a los nuevos eventos de riesgos, no mirando solo hacia adentro de la organización sino también hacia afuera a aquellos riesgos que trae consigo la crisis, saber identificar a tiempo nuestras debilidades nos ayudara a prevenir una mayor caída de la organización. Mantener alerta las tres líneas de defensa en el cumplimiento de nuestros objetivos.
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