Steven R.
Covey dijo en una ocasión que:
“El
principal valor de la educación no es de tipo financiero u ocupacional, sino
personal y espiritual, así como forjador del carácter. Es aquel que nos impulsa
ha convertirnos en mejores maridos y padres, esposas y madres, y ciudadanos.
Nos permite aprender a pensar de forma analítica y creativa, a escribir y
comunicarse de manera clara y convincente, a leer con una perspectiva crítica.
A través de él, desarrollamos una forma de pensar la vida y sus problemas.
Nuestro conocimiento fundamental se hace más profundo y amplio, y nuestros
horizontes se elevan. Nuestra capacidad de sentir aprecio y simpatía aumenta.
Nos permite convertirnos en seres humanos más sabios, capaces, íntegros y
satisfechos, en todos los aspectos.”
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