Juan Carlos Belmonte
A partir de
investigaciones del Departamento de Justicia de los Estados Unidos de América
sobre los hechos de corrupción que involucran a los más altos estamentos de la
FIFA y de otras organizaciones vinculadas, cuyas consecuencias finales son
difíciles de predecir, surgen inexorablemente advertencias que ponen en duda la
objetividad, independencia y profesionalidad de los auditores. Tanto de los
externos, que emiten opinión sobre los estados financieros, como de los
internos, que evalúan los sistemas de Gestión de Riesgos, Control Interno y
Gobierno de las organizaciones.
Una forma de
minimizar estos posibles riesgos en las auditorías internas de las empresas es
realizando un proceso externo de evaluación de calidad, a través de
profesionales altamente capacitados, de acuerdo con las Normas que sustentan el
Ejercicio Profesional.
El
cumplimiento de estos estándares implican la implementación de un Programa de
Aseguramiento y Mejora de la Calidad, que contribuye a lograr la satisfacción
de los clientes, la confianza de los inversores, la eficiencia y la efectividad
en la gestión, fortaleciendo y mejorando el desempeño corporativo. El
profesionalismo es un proceso continuo que requiere dedicación, alto compromiso
ético, crecimiento profesional y mucho trabajo.
Las empresas
que Certifican la Calidad de sus procesos demuestran ante los stakeholders su
interés en tener una auditoría altamente capacitada, implementando las mejores
prácticas y velando por la mejora continua. Pero la señal debe fluir desde las
máximas autoridades de la Organización promoviendo un clima ético generalizado.
Los expertos
en ética de negocios consideran que una auditoría interna fuerte coadyuva a prevenir
el fraude y otras prácticas no éticas. Por eso, toda auditoría debe estar
preparada no sólo para prestar los servicios tradicionales de auditoría, sino
también de asesoramiento, agregando valor y evaluando la eficacia y eficiencia
de los procesos claves dentro del negocio de la organización, vinculados a la
gestión de riesgos, mecanismos de controles internos y gobierno corporativo. Es
en estos procesos donde se debe aportar valor y las periódicas evaluaciones de
calidad certificarán que la auditoría interna se desempeña en el marco de las
normas internacionales, lo cual contribuye al logro de los objetivos
organizacionales.
Sir Adrian
Cadbury, considerado el precursor del concepto de Gobierno Corporativo en las
organizaciones, ha expresado que un director no ejecutivo "debe tener tres
cualidades" para el ejercicio de su función: intelecto, integridad y
coraje, siendo más relevante el coraje, ya que sin él las otras dos serían
inútiles.
Las mismas
cualidades son necesarias para los auditores. Un análisis franco y honesto de
la cultura corporativa debe ser parte del ámbito de la auditoría interna, quién
debe elevar su voz cuando la erosión de la cultura se convierte en un riesgo
para la organización. La función de auditoría interna no puede darse el lujo de
permitir que existan riesgos reputacionales sin respuesta, debe evaluarlos
todos, incluyendo los riesgos de no hacer frente a la adversidad con rapidez y
eficacia.
Quienes son
o aspiran a ser jefes de auditoría deben tener el valor de hacer lo que hay que
hacer o decir lo que hay que decir en el momento oportuno, sin importar las
consecuencias. El certificar la calidad de los procesos de auditoría interna ayudará a
la organización y a su área a minimizar todo tipo de riesgos.
El autor es el presidente del Instituto de Auditores Internos de Argentina (IAIA).
El autor es el presidente del Instituto de Auditores Internos de Argentina (IAIA).
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