Jesús Arenas
Herrera
¿Qué
significa ser creativo?...
¿Qué se
requiere para convertirse en una persona creativa?...
¿Es
necesario ser creativo para disfrutar de la vida?...
Ensayemos
algunas respuestas.
Ser creativo es, dice la Real Academia Española en alguna de las acepciones de su diccionario, hacer nacer o darle vida a algo. Ser creativos significa, en términos prácticos, ver o descubrir algo donde otros no ven ni descubren nada. Y para ver o descubrir algo, es indispensable estar siempre alertas, siempre dispuestos al asombro. Suelo decir, copiando al Evangelio, que para asombrarse de algo es necesario hacerse como niños, quitar las barreras de la desconfianza (del “no puede ser”) y dejarse llevar por ese sentimiento misterioso (mágico) de ver más allá de las apariencias y extasiarse ante el más mínimo hecho que contradiga cualquier ley natural o nuestra “forma” de pensar las cosas. Tener creatividad es, más que la habilidad de manejar herramientas o técnicas que nos permiten llegar a soluciones más o menos ingeniosas a los problemas, una actitud frente a la vida. Ser creativo es estar alerta a todo acontecimiento de nuestro entorno y además sentirnos permanentemente insatisfechos con lo que sabemos o creemos.
“Lo único
que necesitamos para convertirnos
en buenos
filósofos es la capacidad de asombro.”
Jostein
Gaarder
Ser creativo es hacerse sin cesar esa pregunta que solíamos hacer cuando
pequeños y que nuestra educación formal se ha encargado de desterrar de nuestro
pensamiento y nuestro vocabulario: “¿Por qué?”. En el mejor sentido, una
persona creativa es un filósofo, entendido éste como alguien que no cesa de
“admirarse, sentir esa divina inquietud, que hace que donde otros pasan
tranquilos, sin vislumbrar siquiera que hay problema,…” el filósofo (digamos
nosotros, el creativo) “está siempre inquieto, intranquilo, percibiendo
en la más mínima cosa problemas, arcanos, misterios, incógnitas, que los demás
no ven.” (Manuel García Morente).
Y el ser creativo nos puede llevar a un tal asombro que nos obligue a
romper con cualquier esquema intelectual preconcebido. De hecho, el creativo
entusiasmado (es decir, movido por sus demonios interiores) se atreverá a
traspasar la valla del temor al ridículo, de las formalidades sociales, de los
dogmas intelectuales, etc.; incluso estará dispuesto a soportar el estigma de
loco, soñador o aun, tonto de capirote.
“Un hombre
con una idea nueva es
un loco
hasta que la idea triunfa”
Mark Twain
La
creatividad es, en realidad, una actitud frente a la vida. Un ser creativo es
aquel que se siente permanentemente entusiasmado por el hecho de descubrir
nuevos enfoques, nuevas formas de hacer, nuevas formas de ser. Y esto,
además de favorecer las sinapsis neuronales y en consecuencia la brillantez
cerebral, realimentan su entusiasmo y, por tanto, su visión de una vida con
sentido y orientada a la felicidad.
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