Marco Bonilla
La
experiencia como auditor me ha demostrado cómo empresas consideradas rentables,
terminan realizando tareas y operaciones muy diferentes para lo que fueron
concebidas, y al final resultan liquidadas o lo que es más delicado
comprometiendo los intereses de sus socios.
Un
aspecto relevante a observar y cuestionar en la auditoría, es la formulación de
la misión, la cual sin duda es la prenda de garantía del quehacer
permanente de la organización y a través de la cual se organiza, operativiza,
se reglamenta y se controla todas las actuaciones futuras.
Lo
anterior invita a repensar la manera de hacer auditoría bajo el esquema de
aseguramiento a través de la consideración de la naturaleza y misión de
la organización como referente permanente, sobre su estructura organizacional,
políticas, normatividad y legislación que le aplica, áreas misionales, cuentas
misionales, presupuestos y planes de compras relacionados.
Estas
consideraciones fundamentan mi propuesta de entender que en materia de
control, el elemento primordial a tener en cuenta son los propósitos de
la empresa, que en todo su ámbito se desempeñara en términos de
eficiencia, eficacia y economía principalmente.
De la
misma manera, es de entenderse que el autocontrol como fundamento de todos los
que hacen parte de la organización, deben conocer, entender, y concebir la
misión como el marco obligado de todas sus actuaciones, desde lo operativo,
financiero, contable, técnico, normativo, etc…, acciones que al no tenerse en
cuenta, sin duda proporcionara un desequilibrio del sistema de control
interno implementado y desvío de los objetivos propuestos.
Ahora,
y frente a la labor de auditoría es por demás lógico, que cualquier
transacción, operación, gestión, o actividad que vaya en contraposición de la
misión de la entidad, no solo generara efectos nocivos para la organización, si
no será motivo de atención y examen por parte del organismo o ente de control,
donde su principal labor se concentrara en el cumplimiento por parte del ente
auditado en razón a sus propósitos, productos, servicios, actividades, acciones
y decisiones tomadas, so pena de obtención de hallazgos que materializados
pueden incurrir en sanciones ejemplarizantes para quienes tiene la responsabilidad
de su administración.
La misión es el
marco de referencia que orienta las acciones, enlaza lo deseado con lo posible,
condiciona las actividades presentes y futuras, proporciona unidad, sentido de
dirección y guía en la toma de decisiones estratégicas.
En tal
sentido, el control interno en todos sus órdenes se implementara, cuidando de
matizar sus diferentes elementos bajo la premisa de cumplimiento de sus
objetivos misionales, refiriéndome especialmente a su direccionamiento a través
de la planeación, cuyos propósitos deben apuntar a desarrollar y ejecutar los
fines previstos; presupuestos asociados al financiamiento de sus necesidades y
operaciones propias; talento humano competente y especializado según su
naturaleza; esquema organizacional con áreas misionales fortalecidas y
productivas y; demás elementos que por sí solos detecten las operaciones que no
obedecen al rigor funcional de la organización.
La
auditoria es sin duda la mayor interesada en establecer dentro de su proceso de
evaluación de aseguramiento, que la organización esté alineada en razón a su
constitución y que el mayor beneficio lo obtenga a través de actividades
operacionales propias del deber ser y no de manera fortuita que genera alto
grado de incertidumbre sobre su manejo.
De tal
suerte que la óptica y percepción de la auditoria de legalidad, de
cumplimiento, financiera, de gestión, resultados, de control interno, estará
dirigida a percibir de manera categórica y sin prevenciones certeza razonable
sobre el manejo de la organización.
¿Te ha
gustado la información? ¡Compártela con otro auditor interno!
No hay comentarios:
Publicar un comentario