Hace un tiempo leí artículo
de la revista “Tone at the top”, que decía: “Cuántas veces hemos oído hablar de organizaciones en
las que suceden cosas como estas:
• Tiene una atmósfera penetrantemente tóxica y disfuncional
• Detenta una mentalidad del “Haz lo que yo digo, más no lo que yo hago”
• Persigue una cultura corporativa de muchas palabras pero pocas acciones
• Demuestra una mentalidad en la organización de “sálvese quien pueda”
• Tiene una atmósfera penetrantemente tóxica y disfuncional
• Detenta una mentalidad del “Haz lo que yo digo, más no lo que yo hago”
• Persigue una cultura corporativa de muchas palabras pero pocas acciones
• Demuestra una mentalidad en la organización de “sálvese quien pueda”
Este tipo de ambiente, sin lugar a dudas, es un
ejemplo típico de una institución con problemas serios en su cultura
organizacional, la alta dirección debe trabajar en mejorar sus “Soft Controls”
o controles blandos, los cuales son indispensables para el éxito. Jim Roth nos enseñó
que:
“La cultura corporativa es el control
más poderoso en una organización.”
El artículo del IIA también comentaba: “Los “soft controls” son altamente
subjetivos, evaluarlos objetivamente suele ser un gran desafío. Los auditores
internos deben proveer evidencia persuasiva indicando las debilidades en los
“soft controls”. Si estas evidencias no pueden obtenerse, los auditores deben
expresar su percepción al gerente responsable, permitiendo al individuo que
solucione el problema sin involucrar al nivel gerencial más alto”.
Ahora bien, como auditor
interno de qué forma puedo contribuir a mejorar el ambiente de control interno,
si tengo dificultad en evaluar e identificar los controles blandos, a continuación
encontrara una comparación, que entiendo será de gran utilidad:
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