Pablo Nessier
La función esencial de Auditoría Interna es evaluar
el Sistema de Control Interno de una organización. Puesto en otros términos, Auditoría
Interna evalúa cómo están diseñados y de qué modo funcionan los controles.
Particularmente para verificar cómo se
realizan los controles, los Auditores Internos históricamente nos venimos
apoyando en la teoría estadística: extraemos una muestra de casos, los
examinamos y, convencidos que ese lote es representativo del universo, extrapolamos
la conclusión observada a la totalidad de los ítems. Sencillo.
El método de muestreo y proyección constituye
una muy buena aproximación para inferir lo que “se supone” que está pasando en el
universo. Pero es precisamente en esa definición donde radica el cambio de
paradigma: a los “stakeholders” (directores, accionistas, reguladores de la
actividad y otros interesados) no les alcanza con obtener un conocimiento
general o aproximado de la cosa. Por el contrario, en la actualidad la
“exigencia de conocer” se incrementó y la demanda requiere identificar con “exactitud
quirúrgica” cuántos casos –y cuáles- han vulnerado cierto control o se han
desviado de su comportamiento esperado. Claramente, tal nivel de precisión es inalcanzable
con el método de revisión tradicional.
En paralelo, las empresas han avanzado hacia
la informatización de sus operaciones. Casi no quedan actividades que no sean
ejecutadas, aprobadas, controladas y por ende registradas en sistemas
informáticos. Esta realidad, además de representar une mejora operativa para las
empresas, conlleva una ventaja para nuestra profesión: la auditabilidad
electrónica de las actividades.
Confluyen entonces dos factores: mayores
exigencias de precisión y velocidad a quienes evaluamos controles y la inmejorable
posibilidad que representa la informatización de las actividades de una empresa.
Los Auditores Internos podemos acceder a bases de datos y, mediante técnicas de
auditoría basadas en computadora (CAATs por sus siglas en inglés) construir rutinas
automáticas de verificación de controles que examinen la totalidad de los casos.
Esta nueva metodología de verificación
presenta otra importante ventaja: con el método tradicional los controles se
realizaban de manera esporádica (generalmente con periodicidad anual); en
contraposición, la Auditoría Continua posibilita que los Auditores tengamos programas
disponibles para “reprocesar” los datos más periódicamente, los intervalos de
evaluación se verán reducidos drásticamente pasando a ser semestrales,
mensuales o diarias, evolucionando de lo discreto hacia lo continuo.
En cuanto a la eficiencia de la Auditoría
Interna, también existe un impacto: el diseño, análisis y programación de herramientas
de Auditoría Continua requieren de cierta inversión de tiempo pero, una vez construido
el proceso o script, su ejecución es de costo muy bajo.
Ventajas y contribución marginal
La evolución tecnológica de las empresas, los
crecientes volúmenes operados y los cambios cada vez más frecuentes en las reglas
de negocios refuerzan la necesidad de que los Auditores migremos hacia estas
nuevas metodologías.
Las ventajas directas son obvias: el alcance
del control (de revisar una muestra, se avanza a evaluar el universo), la
reducción del intervalo de análisis (de discreto pasa a ser continuo) y el costo
de evaluación muy bajo.
De manera adicional, este nuevo método acerca
un objetivo cada vez más apreciado en las expectativas de los auditores: agregar
valor a la organización.
Ello se logra mediante:
·
Evaluación
permanente de los riesgos y controles
·
Retroalimentación oportuna
para el planeamiento
·
Auditoría a
distancia: estrategia de muestreo inteligente
·
Toma de
conocimiento inmediata de hechos salientes
·
Contribuir al “Clima
Interno” de la organización, irradiando sensación de control
·
Mayor visibilidad y
excelente posicionamiento de la Auditoría Interna
Como toda nueva metodología, luego de
implementarla comienzan a surgir algunos tecnicismos. Clasificación de indicadores:
algunos se utilizan específicamente para mensurar Riesgos Claves y otros, en
cambio, miden Procesos Claves, algunos son meramente informativos o de “pistas”,
etc.
La interpretación de los resultados con este
esquema también difiere: es menester que los Auditores incorporen conceptos como:
umbrales de tolerancia y análisis de tendencias.
Un último tema a citar es que, a menudo, Auditoría
Interna genera controles más eficaces y/o oportunos que la propia Gerencia de
Línea. Si este es el caso, debe considerarse la transferencia de algunos
monitoreos a los auditados.
Auditores:
a la tecnología o… a los botes!
La adopción de esta nueva metodología
requiere “amigarse con la tecnología”: incorporar alguna herramienta
informática y conocer los modelos de datos de la empresa.
Nos encontramos en un punto en el que la
evolución profesional no es una opción sino una obligación, esa
realidad es muy cierta para quienes efectuamos tareas vinculadas al Control.
Indudablemente Auditoría Continua es el
próximo estándar de Auditoría Interna y los profesionales en esta materia
tenemos una excelente oportunidad de aumentar la eficacia, eficiencia, ganar
visibilidad y –realmente- agregar valor a nuestras empresas.
También queda claro que quedarán relegados
los profesionales que no deseen evolucionar; ellos podrán continuar con el
esquema de Auditoría tradicional, teniendo siempre a mano la clásica respuesta:
“Revisamos
ese proceso, pero en la muestra no cayó ningún caso con error.”
Autor: Pablo
Nessier, Comité de Auditoría Continua
Instituto de
Auditores Internos de Argentina
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Felicidades por tu artículo, muy asertivo a la realidad que estamos viviendo.
ResponderEliminarAgradeceré me compartir algún artículo sobre la nueva visión de la auditoría que va ligado a este artículo.
Saludos desde México
Albert
Muy buen articulo!
ResponderEliminarMuy buen artículo. Va en consonancia con la transformación digital que esta impulsando gran parte de las organizaciones.
ResponderEliminarGenial!! Gracias por compartir.
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