Jesús Aisa Díez
Un aspecto básico con el conseguir la deseada
eficiencia de las actividades empresariales, es la coordinación que debe
existir entre ellas, de forma que se complementen y apoyen, aprovechándose
mutuamente del esfuerzo y resultados de sus respectivas actividades, evitando
duplicidades y eliminando “tierras de nadie” que, por una u otra causa, impidan
una adecuada cobertura de los distintos procesos empresariales.
Esta adecuada coordinación entre actividades, se
asemeja con una “carrera de relevos”, en la que cada corredor cumple con su
tramo de la carrera, entregando el “testigo” al siguiente atleta para que
continúe su marcha hacia la meta final. El éxito no solo dependerá de lo
veloces que hayan sido los participantes, sino también de la sincronización que
exista en la entrega de los “testigos”.
Por ello, y como ya hemos tenido oportunidad de
comentar previamente en otros artículos, en la actividad de las Auditorías
Internas es imprescindible, como se recoge en la Norma 2050, Coordinación, que
el responsable de la Unidad comparta
información y coordine actividades con otros proveedores internos y externos de
servicios de aseguramiento y consulta.
Entre los proveedores de aseguramiento
existentes en las Organizaciones, desde mi punto de vista hay uno que entiendo
es fundamental para nuestra función: el responsable de la Gerencia de Riesgos
de la empresa. Pero no solo por lo que su actividad pueda ayudar/orientar al
trabajo de las Unidades de Auditoría Interna, sino también en sentido inverso
desde la perspectiva de lo que las conclusiones de los trabajos de auditoría
les aportará a las Gerencias de Riesgos.
Resulta evidente que la existencia de los mapas
de riesgos levantados por la Gerencia de Riesgos es una información muy útil
para la actividad auditora, puesto que facilitan, en base a la información en
ellos recogidos, la selección de los entes auditables que entendamos oportuno
acometer en un futuro inmediato. Pero también, en sentido contrario, que los
resultados de los trabajos de auditoría interna resultarán básicos para el
Gestor de Riesgos, dado que nuestras conclusiones, debidamente soportadas confirmarán,
o en su caso cuestionarán, las valoraciones que sobre los riesgos auditados
manejase la Organización según el Sistema de Gestión de Riesgos aplicado,
corrigiéndose los errores que se hayan detectado.
Esta interacción: Auditoría Interna versus
Gerencia de Riesgos, la entendemos imprescindible para conseguir una eficiente y simultanea optimización de ambas
actividades, pues no debemos ignorar que son complementarias, como señala el
modelo de las tres líneas de defensa, en el que el Gestor de Riesgos es una
segunda línea, mientras que nosotros, los auditores, estamos ubicados en la
tercera línea.