Dr. Nicolás Chafloque Bendezú
La confiabilidad y la ética pueden comprenderse de manera armónica como dimensiones interdependientes de una misma realidad, más que como conceptos jerárquicos o secuenciales. Ambas se integran en un enfoque holístico, en el que los valores orientan la acción y la acción, a su vez, reafirma los valores.
La ética aporta el sentido de lo correcto y lo justo, mientras que la confiabilidad expresa la vivencia sostenida de ese sentido a través de la integridad y el compromiso demostrados de forma consistente. No se trata de que una anteceda o domine a la otra, sino de que coexisten y se retroalimentan: la ética se hace tangible cuando se manifiesta en conductas confiables, y la confiabilidad adquiere profundidad cuando está anclada en principios éticos compartidos.
En esta visión integrada, la confiabilidad no es solo cumplimiento, ni la ética solo intención. Juntas conforman una unidad en la que el comportamiento cotidiano, las decisiones difíciles y la responsabilidad asumida reflejan simultáneamente valores éticos y fiabilidad práctica. Así, ética y confiabilidad se configuran como un mismo tejido: inseparables, coherentes y esenciales para generar confianza genuina y sostenida en las relaciones humanas y organizacionales.
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