Por Dr. Nicolás Chafloque Bendezú
Introducción
La auditoría interna contemporánea se desarrolla en entornos organizacionales caracterizados por complejidad, incertidumbre y riesgos emergentes. En este contexto, la mera aplicación
mecánica de normas y procedimientos resulta insuficiente. Las Normas Globales de Auditoría Interna (NOGAI), emitidas por el Institute of Internal Auditors (IIA), reconocen esta realidad al otorgar un papel central al juicio profesional, mencionado de manera reiterada a lo largo del marco normativo como condición indispensable para una auditoría interna eficaz y con valor agregado.
Desde una perspectiva conceptual, esta exigencia normativa puede comprenderse a la luz de la reflexión de Viktor Frankl, quien afirma que “entre el estímulo y la respuesta hay un
espacio; en ese espacio está nuestro poder para elegir nuestra respuesta; en nuestra respuesta yace nuestro crecimiento y nuestra libertad”. En auditoría interna, dicho espacio
representa el ámbito donde el auditor analiza, evalúa y decide conscientemente cómo actuar frente a la evidencia, los riesgos y las presiones del entorno. Este ensayo analiza el juicio
profesional como eje articulador del ciclo mental del auditor y como punto de inflexión normativo y ético dentro de las NOGAI.
El ciclo mental del auditor interno: de la idea a la acción profesional
Toda actuación del auditor interno es el resultado de un proceso cognitivo previo. Antes de cada procedimiento ejecutado hubo un razonamiento; antes de cada hallazgo comunicado,
una interpretación; y antes de cada recomendación, una evaluación crítica. Este ciclo mental, que transita del pensamiento a la palabra y de la palabra a la acción, determina la calidad y credibilidad del trabajo de auditoría.
Las NOGAI reconocen implícitamente este proceso al exigir que el auditor ejerza debida diligencia profesional, que es el acto de investigar y comprender los riesgos que enfrenta la
empresa (u organización gubernamental), y la aplicación cuidadosa y reflexiva de conocimientos, habilidades y experiencia en cada encargo. El auditor no responde de forma
automática ante el estímulo —información, evidencia o situación observada—, sino que se detiene en ese espacio intermedio donde pondera la suficiencia, pertinencia y confiabilidad de la información antes de actuar. Allí se activa el juicio profesional como capacidad deliberativa y no meramente procedimental.
El juicio profesional en las NOGAI: fundamento normativo y principios rectores
El juicio profesional es mencionado de manera explícita en las NOGAI en múltiples disposiciones, lo que evidencia su carácter transversal. Este concepto se encuentra especialmente vinculado con el Principio 2: Integridad y el Principio 4: Competencia y debido cuidado profesional.
El Principio 2 establece que el auditor interno debe actuar con honestidad, responsabilidad y coherencia ética, lo cual exige evaluar cada situación con criterio propio y no limitarse a
cumplir formalmente la norma. A su vez, el Principio 4 dispone que los auditores deben poseer y aplicar los conocimientos, habilidades y otras competencias necesarias para desempeñar sus responsabilidades, lo que implica ejercer juicio profesional al seleccionar técnicas, determinar el alcance de los trabajos y evaluar riesgos relevantes.
Asimismo, las NOGAI señalan que el juicio profesional debe aplicarse durante todas las etapas del encargo de auditoría: planificación, ejecución, comunicación de resultados y
seguimiento. Esta reiteración normativa confirma que el juicio no es un acto aislado, sino un proceso continuo que acompaña toda la labor del auditor interno.
El juicio profesional como punto de inflexión del Auditor Interno
El ejercicio del juicio profesional constituye un punto de inflexión en la práctica del auditor interno, en tanto diferencia una auditoría meramente formal de una auditoría que agrega
valor. En contextos donde la norma no ofrece respuestas cerradas, el auditor debe interpretar la realidad organizacional, considerar el contexto estratégico y evaluar las posibles
consecuencias de sus conclusiones.
En términos conceptuales, el “espacio” al que alude Frankl se materializa en la auditoría interna cuando el auditor interno decide cómo responder ante hallazgos sensibles, limitaciones de alcance o presiones indebidas. En ese espacio se expresa su independencia mental, su madurez profesional y su compromiso con el interés de la organización. La calidad
del juicio profesional ejercido en estos momentos críticos define no solo la solidez del informe de auditoría, sino también la confianza depositada en la función.
Conclusión
Las Normas Globales de Auditoría Interna reconocen que la esencia de la auditoría no reside exclusivamente en el cumplimiento normativo, sino en la capacidad del auditor para ejercer juicio profesional de manera consciente, ética y competente. El ciclo mental que antecede a cada acción profesional, junto con los principios de integridad y debido cuidado profesional consagrados en las NOGAI, configuran ese espacio decisional donde el auditor elige cómo actuar.
En dicho espacio se manifiesta el verdadero valor de la auditoría interna: un ejercicio reflexivo que transforma información en conocimiento, y conocimiento en decisiones que
fortalecen la gobernanza, la gestión de riesgos y el control interno. Así, el juicio profesional se consolida como el eje normativo y práctico que sostiene la credibilidad y relevancia de la profesión.
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