lunes, 30 de noviembre de 2015

Tres secretos para la eterna juventud

Si no quieres envejecer, solo tienes que aplicar los siguientes consejos:

Aprende continuamente:

Robin Sharma nos enseña que: Hay una cura contra el envejecimiento de la que nadie habla. Se llama aprender. En mi opinión, mientras seas capaz de aprender algo nuevo cada día, ampliar tus fronteras personales y mejorar tu forma de pensar, no podrás envejecer. El envejecimiento es algo que solo le ocurre a la gente que ha perdido su pasión por mejorar y se ha apartado de su naturaleza que es la curiosidad.

Por lo que te reto a que en los próximos doce meses aprendas algo nuevo, un tema sobre el cual no sepas absolutamente nada y luego lo apliques en tu trabajo diario:

Ley de Bedford
Técnicas y herramientas coaching
SQL (Structured Query Language)
Inteligencia emocional
Auditoría continua
Estadística y Teoría de la probabilidad
Auto-Evaluación de Control (Control Self-assessment)
Procedimientos analíticos
Riesgos de privacidad
Controles suaves (soft-controls)
Tres líneas de defensa
Controles de tecnología de la información

Arriésgate a trabajar diferente:

Los seres humanos hemos nacido para correr riesgos, Albert Szent-Györgyi, laureado premio Nobel de fisiología y medicina por sus descubrimientos en relación con los procesos de combustión biológica, dijo que el instinto básico humano es evolucionar, mantenerse en estado de crecimiento, aprender y progresar hasta el siguiente nivel. La única forma en que podemos lograrlo es aceptando continuamente nuevos retos. La actitud opuesta seria antinatural. Dejar de tomar riesgos es algo contrario a la naturaleza humana y a las principales leyes de la madre naturaleza. La vida es un proceso de transformación y cambios constantes.

domingo, 29 de noviembre de 2015

jueves, 26 de noviembre de 2015

domingo, 22 de noviembre de 2015

viernes, 20 de noviembre de 2015

Sea el líder que nuestra profesión necesita

Líder: Confiable, respetuoso, honesto, con los pies sobre la tierra
Elabora una visión con inspiración y pasión
Abierto siempre a escuchar, flexible, accesible y comprensivo
Deja que se reconozcan los éxitos del equipo y asume los errores
Estimula acciones decisivas, es valiente y lidera con el ejemplo
Resuelto para cambiar el status quo; es un innovador que impulsa la visión
Seguro en la comunicación, motivador, disfruta con el éxito de los demás
Hábil y sabio, para aceptar los errores y aprender de ellos
Investigador y estudiante permanente, enseña y desarrolla a los demás
Pone a las personas en primer lugar; contrata a las personas correctas y reemplaza a las que no lo son.

Larry Harrington, CIA, QIAL, CRMA
Presidente del Directorio Global
The Institute of Internal Auditors

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miércoles, 18 de noviembre de 2015

Ha llegado la hora de repensar nuestros informes de auditoría interna

Hace un par de semanas durante un vuelo de siete horas de Panamá a Buenos Aires, como tenía tiempo libre me puse a hojear en mi IPad la última edición de la Revista “Internal Auditor” de octubre del 2015, y vi un artículo de Guillaume Litvak – Director de Auditoría Interna en Technicolor en Paris, el cual presentaba una reflexión poderosa:


“¿Cuánto tiempo dedica la gerencia ejecutiva a leer el informe final de auditoría?

¿Tal vez entre unos 30 segundos y dos minutos?

Debemos crear nuestros informes considerando los horarios agitados y las responsabilidades de nuestros clientes. Debemos priorizar la información a incluir en el informe, transmitir la información brevemente y mejorar la presentación del contenido con el uso efectivo de imágenes. No tiene sentido trabajar duro por varias semanas, entrevistar a decenas de personas y analizar cientos de documentos solo para producir un informe de auditoría que nadie lee.”

Estas palabras me hicieron pensar que es imperativo invertir tiempo, inmediatamente, en el perfeccionamiento de nuestros informes, debido a que los mismos se encuentran en muchos casos petrificados, en un estado de hibernación, debido al uso de formatos obsoletos pertenecientes al siglo pasado, y por lo general terminan convirtiéndose en una reliquia cuya tarea principal es salmodiar viejas políticas y procedimientos que ya nadie recuerda.

Es el momento de olvidar viejos esquemas, necesitamos desarrollar un informe que pueda alinearse a las necesidades del lector y de nuestra organización. Tenemos la responsabilidad de diseñar un documento que transmita un mensaje relevante que pueda ser comprendido por todas las partes interesadas.

domingo, 15 de noviembre de 2015

viernes, 13 de noviembre de 2015

Riesgos Asociados a la Cultura Corporativa

En esta jornada de "Los Lunes del Instituto" se han analizado los riesgos asociados a la cultura corporativa, y cómo ésta es esencial para evitar situaciones que puedan incidir sobre la eficacia de los procesos de negocio o sobre el nivel de riesgo y control de la compañía, provocar que no se consigan los objetivos estratégicos, o incluso la desaparición de la organización.

El punto clave es que tanto la estrategia como la cultura corporativa estén alineadas y no se produzcan incoherencias.

Ponentes:

- Jorge Sanz, Responsable de Investigación en The Worldgate Group.
- Javier Valera, Consultor Senior en The Worldgate Group.

A continuación compartimos el video de la actividad:
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martes, 10 de noviembre de 2015

lunes, 9 de noviembre de 2015

La función de compliance y la auditoría interna

 Por Jesús Aísa Díez

Hace unos pocos meses tuve la oportunidad de acudir a la presentación, en la sede del Instituto de Auditores Internos de España, del documento: Visión 2020. Desafíos de Auditoría Interna en el horizonte 2020, en el que se hacía una descripción de las expectativas de la función auditora interna en los próximos años, basándose para ello en la opinión de diversos especialistas consultados.

Entre la información empleada figuraba la correspondiente a las preocupaciones de las Comisiones de Auditoría, las cuales se ordenaban de la siguiente manera: 

1ª) Riesgo Operativo (21%)
2ª) Riesgo Estratégico (18%).
3ª) Cumplimiento (14%).
4º) Aseguramiento en la administración de riesgos (10%).

Por lo que se concluía en la necesidad de apoyar el desarrollo de la función de cumplimiento en aquellas organizaciones que aún no dispusiesen de ella, resaltando que aquellas organizaciones que actualmente cuentan con un sistema de control interno maduro han creado la dirección de cumplimiento, posibilitando así la implementación de “un modelo integrado de gobierno, control interno, gestión del riesgo y cumplimiento –conocido por sus siglas GRC–, que se desarrolla para cubrir la necesidad de ofrecer una respuesta coherente y consistente ante su complejidad y la creciente exigencia del entorno”.  

Debiendo señalar que por “cumplimiento”, de acuerdo con la definición que en su momento aplicó Basilea, debe entenderse aquella función que identifica, asesora, alerta y reporta los riesgos de cumplimiento en las organizaciones, es decir, el riesgo de recibir sanciones por incumplimientos legales o regulatorios, sufrir pérdidas financieras o pérdidas de reputación por fallas de cumplimiento con las leyes aplicables, las regulaciones, los códigos de conducta y los estándares de buenas prácticas.

Aspectos todos ellos que deben ser objeto de supervisión por parte de Auditoría Interna, atendiendo a lo señalado por las Normas  2120 A1 y 2130 A1. Al referirse al “cumplimiento de leyes, regulaciones políticas, procedimientos y contratos”. 

Ante esta evolución del gobierno corporativo de las organizaciones, podemos decir que es habitual el que las empresas estén implementando la función de cumplimiento, encontrándonos con alguna duda respecto de cuál debe ser su estructura, y básicamente si debe ser independiente de la de Auditoría interna o vinculada con ella.

En nuestra opinión, la creación de la Unidad de Cumplimiento es algo muy positivo para las organizaciones, la cual debe desarrollarse de forma independiente, como segunda línea de defensa, de la de Auditoría Interna, dependiendo de su correspondiente gestor y responsable, el Director de Cumplimiento (CCO por sus siglas en inglés).

sábado, 7 de noviembre de 2015

jueves, 5 de noviembre de 2015

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Einstein vs. Merkel


Una vez pasado un tiempo prudencial para poder observar las distintas reacciones que se han dado por parte de los agentes implicados en el caso Volkswagen, me han surgido una gran cantidad de dudas, algunas de ellas con respuesta compleja, o inexistente.

Una de estas preguntas es cómo la Unión Europea puede estar tropezando otra vez en la misma piedra. La piedra llamada diésel.

Y es que, si en el subconsciente popular se encuentra grabada la idea de que los coches diésel son menos contaminantes que los de gasolina, es porque la Unión Europea hace ya unos cuantos años, nos vendió esta idea para poder cumplir con los objetivos de emisiones de CO2 que tenían establecidos.

Era una idea fácil de creer, ya que efectivamente los coches diésel emitían (y aún emiten) menos CO2, y además algunos países como España ofrecían incentivos fiscales para la compra de coches con estos motores, argumentando esta mejora ambiental.

Pero lo que no nos contaron y mucha gente antes de todo el revuelo del caso Volkswagen, seguía sin conocer, es que en cuanto a emisiones de óxidos de nitrógeno, los modelos diésel son mucho más contaminantes que los de gasolina. Y es que, además de contribuir a la ya casi olvidada lluvia ácida, estos óxidos de nitrógeno son, según la Organización Mundial de la Salud, unos potentes carcinógenos.

Admitiendo que la UE hubiese tomado esta decisión de promover los vehículos diésel para poder reducir las emisiones de CO2, la misma podría compararse, salvando las distancias, a la decisión que llevó en los años 50 a matar a más de 40.000 elefantes en Sudafrica, para parar la desertificación.

Por si alguien no recuerda este episodio lamentable, dejadme que le refresque la memoria. Como por todos es sabido, la desertificación de algunas partes de la tierra es un problema acuciante desde hace muchos años. Y una de las zonas donde antes empezaron a sufrir este problema fue Sudafrica. Pues bien, por los años 50 el biólogo Allan Sacory era el responsable de algunos parques nacionales de Sudafrica, y entre otras tareas debía asegurar la sostenibilidad de sus ecosistemas. Tras sus investigaciones, llegó a la conclusión de que el suelo de los parques nacionales donde trabajaba no se regeneraba a tiempo, según él, por un exceso de carga animal, por lo que era necesario eliminar a más de 40.000 elefantes para asegurar el ecosistema.

El gobierno de la época confirmó sus investigaciones y se realizó la matanza. Pero desafortunadamente tras la misma se comprobó que los suelos no se recuperaban sino que se estaba deteriorando con mayor ritmo que antes. 

Como digo, al igual que Allan Sacory, estos dos casos podrían ser similares, pues podríamos pensar que la UE hubiese tomado una mala decisión movidos por un intento de conseguir un planeta más sostenible. Pero lo que de verdad movía a la UE era desequilibrar la balanza del futuro comprador de coche hacía los coches diésel, ya que la industria del automóvil europea había destinado cuantiosas inversiones a la I+D de este tipo de los motores diésel.

Y podríamos pensar también que eran otros tiempos, y que al igual que Allan Sacory aceptó su culpa y declaró que pasaría el resto de su vida intentando remediar su error, cabría esperar que tras las declaraciones del controvertido alcalde de Londres, que refiriéndose al tema de los coches diésel dijo que “Esto ha sido un gran fracaso político. A los millones de ciudadanos que compraron coches diésel se les dijo que estaban haciendo lo correcto, lo ecológico, y ahora se les acusa de ser partícipes de la contaminación”, presentando una serie de ayudas a los conductores londinenses que sustituyan su vehículo de gasóleo por otro menos contaminante, la Unión Europea iba a aceptar su parte de culpa e intentar remediar el error.

Pero no, nada más lejos de la realidad, ya que algunos de los estados miembro (Alemania, Francia, Italia y España entre otros) piensan rechazar la propuesta de la Comisión Europea para medir las emisiones de los vehículos en condiciones de conducción real y presentar unas propuestas más tolerantes con las emisiones. Ya que como dice Alemania “El motor diésel debería ser protegido”.

Y ojo, que no digo que no se deba defender a la industria automovilística. Pero hay que tener en cuenta que cuando se presentaron los límites Euro5 y anteriormente los Euro4 y Euro3, se levantaron muchas voces críticas del sector reclamando más laxitud en los límites ya que no serían capaces de alcanzarlos, y luego tras sus inversiones en I+D correspondiente siempre los alcanzaron.

Es más, ya existen marcas de automóviles que han conseguido cumplir con la norma Euro6, por lo que no creo que la Comisión Europea este pidiendo algo descabellado. Más cuando la previsión del parque de vehículos es a la alta para los próximos años.


Pero es que además, la Señora Merkel no debería desoír uno de los muchos consejos que nos dejó el gran Albert Einsten cuando dijo que “No podemos resolver problemas pensando de la misma manera que cuando los creamos”.

Por todo ello, el caso Volkswagen, no hace más que situarnos en la triste realidad en la que nos encontramos. Una realidad en la que aunque grandes empresas y potencias mundiales siguen hablando de la importancia de la sostenibilidad, a la hora de la verdad en muchos casos nos demuestran que en sus decisiones el componente económico anula al social y al ambiental. Todo ello con independencia de los elefantes, o personas, que tengan que sacrificar.

Esta información fue tomada del Blog Sostenibilidad Tangible, el mismo está orientado a temas relacionados con la responsabilidad corporativa, y sus artículos  hacen especial hincapié en la implantación de los sistemas de gestión ambiental, y en sus auditorías. Por lo tanto esta especialmente dirigido a los responsables de sostenibilidad, medio ambiente y unidades de auditoría de las organizaciones, tanto públicas como privadas.

Estero que visiten frecuentemente el Blog Sostenibilidad Tangible.

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