lunes, 11 de octubre de 2021

La ética de los auditores internos y el Código Bushido

Guillermo Casal, CPA, MBA,CIA, CCSA, CFSA, CGAP, CRMA, CISA, CFE 
Se dice que una vez le preguntaron al afamado y prestigioso matemático persa Al – Khwarizmi (cuyo nombre dio lugar a la palabra algoritmo),  cuál es el valor numérico de una persona.

Respondió: si es una persona íntegra, dale 1. Si además es inteligente, añádele un 0 a la derecha y valdrá 10. Si además es rico/a, agrégale otro cero, y pasará a 100. Si resulta que es bello/a, tendrás que darle otro 0 y será mil.

PERO SI PIERDE LA HONRADEZ, SU VALOR QUEDARÁ REDUCIDO A CERO.

Los auditores sabemos esto desde siempre, intuitivamente, y es por eso por lo que nos hemos ocupado de velar por la ética, empezando por la propia. Para eso el IIA ha promulgado su Código de Ética basado en cuatro principios:

Integridad

Objetividad

Confidencialidad

Competencia

Con cuarenta años dedicados al ejercicio profesional de la Auditoría Interna, siempre me asombró advertir que muchos colegas, sin apartarse del Código de Ética, actuaban de maneras que me parecían sin embargo incorrectas. Digamos que eran honestos pero no fanáticos…….

Hace algún tiempo, conocí el Código Bushido, el mucho más exigente Código de Ética de los Samurái. Sus principios no son cuatro sino siete:

1. Honradez y Justicia

2. Valor heroico

3. Compasión

4. Cortesía

5. Honor

6. Sinceridad absoluta

7. Deber y lealtad

Sin pretender que un auditor interno deba dejar la vida en el cumplimiento de su labor, como puede tocarle hacerlo a un samurái, advertí que la intensidad de estos preceptos llenaba ese vacío o superficialidad de nuestro Código de Ética de Auditores Internos. Y lo hacía principalmente en relación con los principios de Integridad y Objetividad.

En efecto: la Honradez y Justicia pueden considerarse sinónimos de Integridad y Objetividad, de modo que no vale la pena detenerse en este primer principio. 

Pero, en relación con la Integridad el código Bushido nos señala, además, los siguientes conceptos:

El valor heroico. Es el que más necesario me parece. No basta con ser íntegro. Hay que serlo aunque eso nos pueda costar el empleo, la salud, e incluso la vida. La gente debe confiar en nuestra palabra y en que nuestra rectitud no tiene dobleces ni condiciones. Cuando la exigencia del valor heroico nos excede, debemos abandonar el puesto pero no traicionar nuestro mandato.

El honor. Nuestro principal juez es nuestra conciencia. Sin apartarnos nunca de las leyes y normas, debemos hacer todo lo que consideramos correcto aunque nada nos lo exija. Y no debemos hacer nada incorrecto aunque las Normas nos lo permitan. No aplicar el principio de que “ todo lo que no es ilegal es legal”.  NO DEBEMOS HACER COSAS QUE CONSIDERAMOS INCORRECTAS AUNQUE SEAN LEGALES. Eso es deshonroso.

Deber y lealtad. Debemos hacernos plenamente responsables de nuestras acciones y no escudarnos en terceros, aunque las circunstancias nos lo permitan. Nuestro apego a lo correcto debe ser tan incondicional como nuestro rechazo a lo incorrecto.

Respecto de la Objetividad el código Bushido nos enseña:

La compasión. No basta con presentar los hechos de manera descarnada. Hay que ejercer empatía y considerar las circunstancias, tanto las atenuantes como las agravantes de responsabilidades, en primer lugar. En segundo término, no estamos solamente para señalar errores sino para ayudar en el camino a su resolución. La independencia no es excusa para no contribuir con las personas en dificultades con su tarea.

La cortesía. Objetividad no es rispidez. Nada se gana con cinismo o actitudes cáusticas. “ Lo cortés no quita lo valiente”. Presentar los hechos y opiniones con buenos modos ayuda a aceptarlos, y deja desairados a quienes no actúan de la misma form.

La sinceridad absoluta. El compromiso con nuestros dichos y acciones debe ser total. No podemos decir algo en público y otra cosa en privado. Podemos sí callar ciertos hechos debido a la necesaria confidencialidad. 

No podemos escudarnos en que dijimos algo porque estábamos molestos, ni aceptar que alguien mienta delante nuestro callando por conveniencia. El auditor interno es el abanderado de la verdad. Y opiniones puede haber muchas, pero verdad hay sólo una, y es por encontrarla que debemos bregar. Sabiendo que no es de nuestra propiedad.

En conclusión, recomiendo a todos los auditores internos la lectura del Código Bushido y esforzarse por aplicarlo. Nos ayuda a ser cada día mejores, en nuestro continuo camino hacia la excelencia.

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