viernes, 18 de marzo de 2022

La colaboración entre la auditoría externa y auditoría interna

 Iván Rodríguez 


La auditoría externa, que en diferentes jurisdicciones es conocida como auditoría legal o estatutaria, es una evaluación independiente de los estados financieros de una empresa o institución. El papel del auditor externo es informar sobre si los estados financieros emitidos reflejan razonablemente la realidad financiera y cumplen con todas las pautas o requisitos legales relevantes. Este dictamen permite a las empresas protegerse contra el riesgo y planificar para el futuro.

El objetivo de una auditoría externa financiera es a menudo evaluar si los fondos se han manejado adecuadamente y si todos los registros y presentaciones requeridos son precisos. Para una organización, someterse a una auditoría externa no es un indicio implícito de mala conducta. Al contrario, puede constituirse en una formalidad cuyo propósito es mitigar riesgos tales como la apropiación indebida de fondos al garantizar que un tercero profesional examina rutinariamente diferentes documentos y reportes.

Se suele emplear el término legal puesto que en muchas ocasiones la auditoría externa está prevista en una norma legal, reglamentaria o estatutaria. En el marco del gobierno corporativo de una organización, se puede promulgar un estatuto o norma que recomiende o incluso obligue a que se ejecute una auditoría externa. Por su parte, autoridades de gobierno nacional, regional o local pueden hacer exigencias en el mismo sentido.

Ahora bien, en su trabajo los auditores externos pueden recurrir a la auditoría interna y lograr una relación colaborativa, que puede ser muy beneficiosa, aunque debe llevarse con cuidado pues se constituye en un paso crítico a medida que se avanza en la búsqueda de la calidad y en fortalecer la posición frente al escrutinio público.

Aunque fundamentalmente similares, existen varias diferencias entre las dos funciones. La auditoría interna normalmente examina temas relacionados con las prácticas comerciales, mientras que la auditoría externa normalmente emite opiniones sobre los estados financieros y los registros. El propósito de las dos partes también es clave. Los informes de auditoría interna suelen actuar como una herramienta para la gestión de la organización, mientras que la auditoría externa atiende a las partes interesadas clave, como prestamistas, inversores y acreedores. Las organizaciones más grandes suelen tener ambas funciones, lo que garantiza que sus registros, procesos y estados financieros se examinen de cerca a intervalos regulares.

Las diferencias más notorias son las siguientes:

  • Los auditores internos son empleados de la empresa, mientras que los auditores externos trabajan para una firma de auditoría externa.
  • Los auditores internos son contratados por la empresa, mientras que los auditores externos son designados por votación de los accionistas.
  • Los auditores internos no tienen que ser contadores públicos, mientras que un contador público debe dirigir las actividades de los auditores externos.
  • Los auditores internos son responsables ante la gerencia, mientras que los auditores externos son responsables ante los accionistas.
  • Los auditores internos pueden emitir sus hallazgos en cualquier tipo de formato de informe, mientras que los auditores externos deben utilizar formatos específicos para sus opiniones de auditoría y cartas de gestión.
  • Los informes de auditoría interna son utilizados por la administración, mientras que los informes de auditoría externa son utilizados por las partes interesadas, como inversores, acreedores y prestamistas.
  • Los auditores internos se pueden utilizar para brindar asesoramiento y otra asistencia de consultoría a los empleados, mientras que los auditores externos no pueden apoyar demasiado a un cliente de auditoría.
  • Los auditores internos examinarán las cuestiones relacionadas con las prácticas comerciales y los riesgos de la empresa, mientras que los auditores externos examinarán los registros financieros y emitirán una opinión sobre los estados financieros de la empresa.
  • Las auditorías internas se realizan durante todo el año, mientras que los auditores externos realizan una única auditoría anual. Si un cliente es una empresa pública, los auditores externos también brindarán servicios de revisión varias veces al año, según lo disponga la legislación de la jurisdicción.

La auditoría interna está presente a lo largo del año y por lo tanto, tiene una comprensión mucho mayor de la organización, en ese sentido existe una oportunidad real para que la auditoría externa se base en este conocimiento en lugar de repetirlo, sin descuidar la objetividad y la independencia, que son críticas en esta colaboración. El trabajo conjunto puede producir una garantía mucho más fuerte, en tanto cada parte conozca y entienda el entorno de control y los riesgos que se están mitigando.

En diferentes jurisdicciones, al revisar la efectividad de la auditoría externa y la transparencia de los informes financieros, las autoridades locales además de centrarse en el aspecto externo de la auditoría dedican especial atención a su relación con la auditoría interna. Normalmente se indaga si la auditoría externa hizo un buen uso del conocimiento y la experiencia de la auditoría interna para desarrollar una comprensión suficiente del cliente que fuese útil para poder ejecutar apropiadamente el encargo.

Los auditores internos están (o deberían estar) mucho más cerca del negocio que la auditoría externa y, en muchos casos, una parte de su trabajo se centra en la gobernanza y la prestación de servicios. Esto hace que la auditoría interna se constituya en una rica fuente de conocimiento, que puede ser aprovechada por el equipo de auditoría externa. Esta colaboración es útil para los comités de auditoría dentro de las empresas, puesto que los aportes de ambas partes ayudarán a facilitar una supervisión más exhaustiva del proceso de información financiera. La colaboración permite al comité tener una comprensión mucho mayor del rigor dentro de la organización en torno a la gestión de riesgos y los controles que la administración ha establecido para mitigar los riesgos.

Adicionalmente, una relación más productiva entre la auditoría interna y la auditoría externa beneficiaría en última instancia la posición de la profesión. Es deseable una buena calidad y un enlace intencional entre las dos funciones, para que puedan lograr una profundidad de comprensión mutua a través de diálogo profesional significativo en momentos clave en las etapas de planificación y ejecución. Por ejemplo, detectar banderas rojas está en el conjunto de habilidades de ambos, por lo que cualquier cosa que facilite el flujo de información entre uno y otro es en interés mutuo.

Ahora bien, es claro que ambas partes están de acuerdo en que una relación de colaboración o cooperación no puede funcionar apropiadamente si la independencia y la objetividad de alguna de las partes se ve comprometida. Si una parte confía demasiado en la otra, puede así mismo existir un riesgo de familiaridad y también podría conducir a una dependencia excesiva del trabajo del auditor interno, por parte de la auditoría externa, lo que resulta ser perjudicial ya que podría comprometer la objetividad del auditor externo o que no realice una labor suficiente y apropiada.

Importa mencionar que el sector de la auditoría ha estado bajo escrutinio recientemente, con gobiernos de diferentes jurisdicciones evaluando firmas y verificando encargos tras los escándalos de empresas cuyas auditorías han sido cuestionadas. Por ello es vital que los auditores reconozcan las oportunidades de fortalecer el trabajo y obtener mejores resultados. Es así como la colaboración entre las auditorías externa e interna pueden brindar resultados efectivos y oportunos que cumplan y superen las expectativas profesionales y las obligaciones legales.

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