Javier Fernando Klus, MBA, CIA
A diferencia de otros artículos, he denominado a la misma una columna de opinión por lo tanto puede ser que parte de mis razonamientos y opiniones sean estrictamente míos.
El titulo hace referencia a la fiebre especulativa que se dio en Holanda alrededor del 1600, en donde dicen que se llego a poder comprar una casa en la ciudad de Ámsterdam por el precio de un bulbo de tulipán.
Como habrán visto en otros artículos de mi autoría, he sido muy recurrente en mis apreciaciones sobre los riesgos emergentes, que son aquellos riesgos cuyo impacto es muy elevado pero cuya probabilidad de ocurrencia tiende a ser baja, o esporádica. Es decir, no se espera que sucedan de forma recurrente.
Mi deformación profesional hace que en cualquier actividad siempre tienda a solicitar evidencia, evidencia tangible diría yo, un hecho debe estar respaldado por algo que precisamente permite verificar el hecho o suceso que ocurre.
Por otro lado, también admito que mi aversión al riesgo es grande, tiendo a rechazar el riesgo y por lo tanto muchas veces tiendo a sobre cubrirme de los mismos.
Esto hace que mi apetito al riesgo, otra definición relacionada con riesgo y que es el monto de riesgo que una persona u organización está dispuesto a aceptar, sea bajo también.
Y esto lo puedo asociar a otra deformación profesional, que es tratar de comprender lo que estoy haciendo, entendiendo una determinada situación puedo evaluar mejor los riesgos asociados con esta situación. Es lo que deberíamos hacer todos…entiendo yo.
Y este razonamiento nos va llevando a una situación que ha eclosionado en la última semana y esta relacionada con al inversiones en criptomonedas.
Dada mi edad, otro factor que influye en el apetito de riesgo de una persona, siempre fui reacio a la inversión en criptomonedas, tal vez algo que expuse anteriormente, necesito ver cosas tangibles, pero es cierto que también puede existir la evidencia intangible, no todo está hecho de papeles.
También existía un segundo principio que les mencione, la complejidad, o por lo menos para mí. Convengamos que si nosotros tenemos un elemento que funciona con 3 piezas y otro que funciona con 145, la probabilidad que en el segundo objeto algunas de las piezas fallen es mayor. La complejidad aunque no queramos agrega un factor de riesgo.
Y aquí nos seguimos acercando más a mi razonamiento, un elemento de inversión nuevo, donde la complejidad (por lo menos para mi nivel de comprensión) es importante, incentivan mi aversión al riesgo.
El día de ayer leía como la moneda UST, la moneda estable de Terra estaba colateralizada, es decir respaldad por un algoritmo asociado a otra moneda, Luna y la interacción de esta algoritmo finalmente terminaban siendo un mecanismo complejo de resguardo para que la moneda estuviera asociada al dólar y de esta forma se convirtiera en una “stable coin”.
Trate de leer varias veces lo que decía y no llegaba a entenderlo bien, mi razonamiento mas simple es que hubiera preferido dólares físicos (como buen auditor me gusta palpar las cosas) que respaldaran la moneda, es una manera mas simple y menos riesgosa desde mi compresión.
Desde mi concepción, el desconocimiento de un proceso y del funcionamiento del mismo hace decrecer mi apetito al riesgo, el apetito al riesgo cambia según el contexto, eso es cierto. Pero podemos decir que así como todas las organizaciones tiene que realizar una declaración de su apetito de riesgo pues sino la gestión de riesgos estará sujeta a la libre interpretación de las personas, el mío lo tengo bien establecido y es lo que me permite saber que riesgos aceptar y cuáles no.
Desde mi punto de vista, si no entiendo lo que hago, si los mecanismos son complejos tiendo a través de evitar el riesgo o sino a mitigarlo de la mejor forma posible.
En esta semana he leído comentarios de gente que perdieron sus casas por invertir en US Terra, y acá me pregunto si esas personas en algún momento habrán pasado su decisión por este tamiz de preguntas. ¿Tal vez seria bueno hacer este ejercicio y saber medir las decisiones que tomamos y los riesgos asociados con esas decisiones?
El mundo está lleno de temerarios, es cierto, pero muy pocos tienen la suerte de contarnos su historia con un final feliz.
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