viernes, 15 de mayo de 2015

Las memorias de sostenibilidad y la ley de las consecuencias no intencionadas

Jesús Aisa Sánchez-Horneros
Cada año más organizaciones publican su comportamiento ambiental, social, económico y de gobierno mediante sus memorias de sostenibilidad (o de RC) Analizando sus contenidos, podríamos entonces decir que ¿cada año que pasa las organizaciones son más sostenibles?
Memorias de Responsabilidad Corporativa publicadas al año

Para el Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa, esto no es así, al menos para las 35 empresas españolas más significativas que cotizan en bolsa de valores, las cuales, todas o casi todas realizan anualmente sus memorias de sostenibilidad en las que sacan pecho de sus comportamientos sostenibles. 


Ya que  hace unos días el citado Observatorio ha puntuado la transparencia real que ofrecen estas empresas en sus memorias, dando como resultado un suspenso más que generalizado, ya que las 35 empresas han obtenido de media un raquítico 1,21 sobre 4 (habiendo aprobado únicamente una de ellas con un 2,01).

Siendo esto así, no nos ha de extrañar que, organizaciones muy importantes del tejido empresarial español, mientras que en sus memorias de sostenibilidad hablan de su código de obligado cumplimiento para fabricantes y proveedores, mediante el cual toda su cadena de suministro debe respetar y cumplir los valores de responsabilidad social y ambiental que la definen mediante aspectos como la prohibición del trabajo forzado, la prohibición del trabajo infantil o las horas de trabajo excesivas y que, al mismo tiempo, podamos leer hoy en la prensa el artículo del denominado “líder contra la esclavitud infantil”, el Sr. Ehsan Ullah Khan, el cual asegura que el 100% de la producción de una de estas organizaciones en Asia se sustenta empleando mano de obra infantil.

Según Ehsan, una jornada de uno de estos niños, niñas, chicos y chicas que trabajan en Pakistán, Camboya o Bangladesh, consta de unas 10 a 16 horas de trabajo por 2€ al día.   

Supongo entonces que todo esto dependerá de lo que cada uno entienda por trabajo forzado, trabajo infantil y horas de trabajo excesivas. Es más, entiendo que dependerá de lo que la ley de cada país interprete que significan estos conceptos. Pero en todo caso, como escuchaba hace unos días a un político al que se le cuestionaban determinados asesoramientos bien retribuidos: eso “puede que sea legal, pero no es ético”.

Ahora entendemos cómo es posible que cuando en el informe del Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa pregunta a las empresas si estas “¿cuentan con políticas que garanticen el cumplimiento de su compromiso en materia de Derechos Humanos?”, solo el 40% de las del Ibex 35 responden que sí. Pero sólo el 17% informa sobre qué medidas han tomado y, de estas, únicamente una de cada cinco cuenta con políticas activas de control de proveedores. 

Así pues, me temo que del objetivo principal que se quería conseguir con las memorias de sostenibilidad, que según el GRI (organización creada por las Naciones Unidas cuyo fin es impulsar la elaboración de memorias de sostenibilidad en todo tipo de organizaciones) es el de: “comunicar impactos de sostenibilidad positivos y negativos, y  capturar información que pueda influir en la política de la organización, en su estrategia y en sus operaciones de manera continua”, se ha pasado a utilizarlas principalmente como una herramienta de lavado de cara, es decir del Greenwashing, del que tan poco gusta hablar a las grandes compañías.

También puede ser  que el aumento de organizaciones que realizan su memoria de sostenibilidad año a año, se haya producido por efecto de la denominada “Law of the unintended consequences” (ley de las consecuencias no intencionadas). Esta ley lo que nos viene a decir es que las acciones de las personas, gobiernos y demás grupos de interés, pueden generar consecuencias no intencionadas y, en algunos casos, inesperadas. El ejemplo más utilizado para explicar esta ley, es la utilización de los CFCs (clorofluorocarbonos) en los refrigeradores por parte de inventor, Thomas Midgley Jr., el cual, al utilizar el gas freón en los refrigeradores consiguió que estos aparatos estuvieran en todos los hogares, pero propició de forma involuntaria el agujero de la capa de Ozono.

Sin querer comparar impactos negativos, esta Ley se puede utilizar también para explicar el fenómeno del incremento año a año de las empresas que publican sus memorias de sostenibilidad, ya  que cada vez son más las organizaciones que utilizan principalmente la información publicada por las empresas en sus memorias para realizar clasificaciones o rankings en materias de sostenibilidad. 

Encontrándonos así con clasificaciones de empresas del tipo: con menos emisiones, con más o menos proveedores auditados, con compensación de emisiones,… etcétera- Lo que ha provocado que todas las empresas entiendan que la manera más adecuada  de dar a conocer sus actuaciones en materia de sostenibilidad sea a través de las memorias, ya que si utilizasen  otros métodos no aparecerían incluidas en estas clasificaciones.

Con esto no quiero decir que realizar una memoria de sostenibilidad sea una mala idea, en absoluto, lo que pretendo es señalar que no siempre es conveniente utilizar esta herramienta  para comunicar el comportamiento de nuestra organización. 

Es decir, las organizaciones pueden y deben utilizar todas las herramientas que la comunicación empresarial ofrece para explicar sus comportamientos. Pero sobre todo que, utilicemos el medio que utilicemos, debemos ser totalmente transparentes y veraces a fin de dar respuesta a las inquietudes de nuestros stakeholders. Y así, por ejemplo, la empresa a la que el Sr. Ehsan acusa de que el 100% de su producción se sustenta empleando mano de obra infantil, debería ser totalmente transparente y comunicar realmente cuáles son las condiciones de sus trabajadores, y no esperar a la realización de su siguiente memoria de sostenibilidad para ofrecer los datos actualizados sobre el número de auditorías realizadas a sus proveedores u otras cifras de poca o nula utilidad para sus partes interesadas.

Jesús Aisa Sánchez-Horneros. Es Ambientólogo por estudios, experto en cambio climático por experiencia laboral y defensor y creyente de la sostenibilidad por convicción propia. Este artículo fue publicado en el Blog Sostenibilidad Tangible,

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