lunes, 21 de marzo de 2016

Creatividad, ¿Qué es y para qué sirve?

Jesús Arenas Herrera

¿Qué significa ser creativo?...
¿Qué se requiere para convertirse en una persona creativa?...
¿Es necesario ser creativo para disfrutar de la vida?...

Ensayemos algunas respuestas.

Ser creativo es, dice la Real Academia Española en alguna de las acepciones de su diccionario, hacer nacer o darle vida a algo. Ser creativos significa, en términos prácticos, ver o descubrir algo donde otros no ven ni descubren nada. Y para ver o descubrir algo, es indispensable estar siempre alertas, siempre dispuestos al asombro. Suelo decir, copiando al Evangelio, que para asombrarse de algo es necesario hacerse como niños, quitar las barreras de la desconfianza (del “no puede ser”) y dejarse llevar por ese sentimiento misterioso (mágico) de ver más allá de las apariencias y extasiarse ante el más mínimo hecho que contradiga cualquier ley natural o nuestra “forma” de pensar las cosas. Tener creatividad es, más que la habilidad de manejar herramientas o técnicas que nos permiten llegar a soluciones más o menos ingeniosas a los problemas, una actitud frente a la vida. Ser creativo es estar alerta a todo acontecimiento de nuestro entorno y además sentirnos permanentemente insatisfechos con lo que sabemos o creemos.

“Lo único que necesitamos para convertirnos
en buenos filósofos es la capacidad de asombro.”
Jostein Gaarder

Ser creativo es hacerse sin cesar esa pregunta que solíamos hacer cuando pequeños y que nuestra educación formal se ha encargado de desterrar de nuestro pensamiento y nuestro vocabulario: “¿Por qué?”. En el mejor sentido, una persona creativa es un filósofo, entendido éste como alguien que no cesa de “admirarse, sentir esa divina inquietud, que hace que donde otros pasan tranquilos, sin vislumbrar siquiera que hay problema,…” el filósofo (digamos nosotros, el creativo)  “está siempre inquieto, intranquilo, percibiendo en la más mínima cosa problemas, arcanos, misterios, incógnitas, que los demás no ven.” (Manuel García Morente).

Y el ser creativo nos puede llevar a un tal asombro que nos obligue a romper con cualquier esquema intelectual preconcebido. De hecho, el creativo entusiasmado (es decir, movido por sus demonios interiores) se atreverá a traspasar la valla del temor al ridículo, de las formalidades sociales, de los dogmas intelectuales, etc.; incluso estará dispuesto a soportar el estigma de loco, soñador o aun, tonto de capirote.

“Un hombre con una idea nueva es
un loco hasta que la idea triunfa”
Mark Twain

La creatividad es, en realidad, una actitud frente a la vida. Un ser creativo es aquel que se siente permanentemente entusiasmado por el hecho de descubrir nuevos enfoques, nuevas formas de hacer, nuevas  formas de ser. Y esto, además de favorecer las sinapsis neuronales y en consecuencia la brillantez cerebral, realimentan su entusiasmo y, por tanto, su visión de una vida con sentido y orientada a la felicidad.

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