miércoles, 18 de julio de 2012

A Coste Cero Demanda Infinita


Por Jesús Aisa Díez
Como viene siendo habitual, la consultora pwc ha difundido su estudio anual sobre la actividad de auditoría interna, en esta ocasión actualizado al año 2012, resultado de las encuestas y las entrevistas realizadas a más de 1500 directivos de 16 sectores económicos en 64 países, así como a unos 900 máximos responsables de auditoría interna, titulado: ¿se están cumpliendo las expectativas sobre la profesión de auditoría interna?, que consideramos muy oportuno e interesante, y que nos permitimos recomendar su lectura (www.pwc.es). En él se hace una comparativa sobre lo que piensan sobre determinadas cuestiones los stakehorders y los directores de auditoría, lo que permite observar sus puntos de coincidencia y, en su caso, de discrepancia, así como el posicionamiento que al respecto adopta la consultora.

En primer lugar podríamos destacar una de las conclusiones de la propia pwc referida a que: En un escenario de riesgos tan cambiantes como el actual, la auditoría interna no puede conformarse con limitarse a reaccionar ante los acontecimientos, en su lugar, debe adoptar una mentalidad estratégica que tenga capacidad de respuesta ante los riesgos… .Vale, de acuerdo, si a lo que se quieren referir es a la actitud mental que debe regir nuestras opiniones, pero en total desacuerdo si lo que se pretende recomendar es la conveniencia de que los auditores internos asumamos capacidades sobre las respuestas a los riesgos, pues recordemos que, según The Institute of Internal Auditors, al menos de momento, una de las facetas que debemos situar detrás de la línea roja que no hemos de traspasar, es la correspondiente a la toma de decisiones en respuesta a los riesgos, pues de hacerlo estaríamos condicionando nuestra independencia de criterio cuando supervisemos el proceso de gestión de riesgos realizado, pues no debemos olvidar que no podemos ser “juez y parte”.

Esta recomendación de los responsables del estudio viene nuevamente reiterada cuando en el propio informe se identifica como el aspecto clave en la optimización de la gestión de riesgos, la demanda de las partes interesadas respecto de la participación de la función de auditoría interna en la toma de decisiones; aspecto que insistimos no compartimos, puesto que situaría a los auditores internos en un contexto que no nos corresponde, ya que invadiríamos zonas de actuación que nos están vedadas.

Pero en el estudio no solo se incluye este deseo, ya que: Sus resultados ponen en evidencia que las expectativas de los stakeholders han aumentado con respecto a áreas en las que tradicionalmente la función de auditoría interna  no se había fijado –tales como el talento y el capital humano, la introducción de nuevos productos  y la incertidumbre económica–.Lo que permitiría concluir en que los auditores internos no están concentrándose en las áreas que debería  o aportando los resultados que los stakeholders esperan en las áreas de riesgo más críticas. El diálogo permanente entre estos dos grupos es fundamental para garantizar que la función de auditoría interna dirija su atención y los recursos adecuados a las áreas más alineadas con las expectativas de los stakeholders. Perfecto, lo suscribimos; pero con un matiz. Que este nuevo enfoque no sea ceteris paribus, es decir, un añadido a lo que estamos haciendo sin que cambie nada más, pues entonces la ecuación no nos sale, puesto que si los recursos son los mismos y debemos atender otras prioridades, tendremos que enfocar nuestro esfuerzo a los procesos que se deriven del nuevo ranking de los riesgos, pero abandonando parte de los tradicionales que se venían gestionando en los Planes Anuales de Auditoría, ya que, como dijo en su momento un famoso torero español: “Lo que no puede ser, no puede ser, y es que además es imposible”.

Por ello, echamos en falta en la encuesta remitida a las partes interesadas la pregunta correspondiente a si entendían suficientes los recursos habilitados a las Unidades de Auditoría para atender todas las demandas que pudiesen realizarles, y si estarían de acuerdo, en el supuesto que la respuesta fuese negativa, en potenciarlos convenientemente.

Con estos comentarios no pretendemos dudar de la conveniencia de re-enfocar la actividad de las auditorías internas, sino la de poner de manifiesto las limitaciones que podríamos tener a la hora de implementar la recomendada reconversión que, en términos generales, parece ser se necesita nuestra función para conseguir un adecuado alineamiento con las demandas de las partes interesadas.

Limitaciones que podrían ser un riesgo en el adecuado desarrollo del nuevo proceso, para lo cual habría que adoptar los controles que sean pertinentes, por ejemplo: más y diferentes recursos, lo que, en determinadas circunstancias, como las actuales marcadas por una crisis importante, pudiese ser difícil consecución.


¿Te ha gustado el post? ¡Déjanos saber tu opinión a través de un comentario!

No hay comentarios:

Publicar un comentario