Jesús Aisa Sánchez-Horneros
En el siglo XVIII el filósofo escocés Thomas Reid escribió la frase con la que he titulado este post, en concreto que una cadena es tan fuerte como su eslabón más débil, abogando así por impregnar de sentido común la concepción y justificación del conocimiento.
Una frase que, con el paso del tiempo, se ha utilizado para ilustrar diversos aspectos de la vida y de las organizaciones. Y yo hoy quiero utilizarla para hacer un símil con la gestión de la cadena de suministro y la sostenibilidad empresarial.
Ya que cuanto más sostenible queramos que sea nuestra organización, más sostenible deberá de ser nuestra cadena de suministro, ya que suele ser uno de los eslabones más débiles en la empresas Y esto es así, entre otras cosas, porque las comunidades actualmente están bien informadas y saben a quién deben culpar si se descubre que una empresa está realizando actividades poco sostenibles (aunque legales en muchos casos), que en muchos casos llevan asociados casos de impactos negativos severos en el medio ambiente de explotación laboral.
Me refiero a que, por ejemplo, tras el incendió, del que ahora se cumplen dos años, de la fábrica textil de Dacca en Bangladesh, en la que murieron más de 1.100 personas, se conocieron algunas de las empresas a las que esta fábrica suministraba. La presión mediática y social no se centró como en el pasado en las leyes o falta de ellas de aquel país, sino que se culpabilizó a estas empresas. Tanto es así que algunas de ellas y otras del mismo sector firmaron un acuerdo con IndustriALL Global Union, comprometiéndose a financiar con hasta medio millón de dólares al año cada uno (durante cinco años) un plan para la prevención de incendios y para la seguridad de los edificios de la industria de la confección en Bangladesh.
Tal vez nuestras organizaciones no tengan un tamaño ni parecido, pero llevándolo cada uno a nuestra escala, el ejemplo sería también válido.
Pero es que además, no estamos tratando sólo de un problema de imagen, sino de cómo gestionar o hacer que nuestros proveedores sean más sostenibles, más responsables me atrevería a señalar.
Sirva también de ejemplo un caso que escuché hace tiempo al Señor Shaun McCarthy (Chair of the Commision for a Sustainable London 2012) encargado de la sostenibilidad de los juegos olímpicos de Londres. Comentaba éste que cuando establecieron los requerimientos para la compra y contratación verde, establecieron que la huella de carbono tendría un 25% de valor en la valoración global a la hora de resolver la adjudicación, señalando que cuando comunicaron este requisito a las empresas cementeras que querían suministrar su producto para la creación de uno de los estadios que se utilizarían en las olimpiadas, la empresa finalmente adjudicataria, no sólo consiguió reducir en un 50% las emisiones de CO2 por tonelada de cemento, sino que además, al utilizar medidas de eficiencia energética adecuadas, se convirtió en la empresa que ofrecía la tonelada de cemento más barata.
Es decir, si conseguimos que las organizaciones de nuestra cadena de suministro establezcan políticas de sostenibilidad. Además de convertir a nuestra empresa en más sostenible, ya que conseguiremos fortalecer nuestra cadena al fortalecer a uno de los eslabones más débiles, estaremos preparados ante posibles cambios legislativos, como por ejemplo el cálculo de la huella de carbono del denominado alcance 3 (todas aquellas emisiones indirectas que ocurren en la cadena productiva), y es más que probable que consigamos también reducir nuestro gasto de compra y contratación.
Jesús Aisa Sánchez-Horneros. Es Ambientólogo por estudios,
experto en cambio climático por experiencia laboral y defensor y creyente de la
sostenibilidad por convicción propia. Este artículo fue publicado en el Blog Sostenibilidad Tangible,
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