jueves, 3 de septiembre de 2020

La auditoría ágil en tiempos de pandemia

Iván Rodríguez

 

Una crisis como la actual pandemia global COVID-19 ha obligado a diferentes profesionales a ser más estratégicos. Dentro de ellos se encuentran los auditores, que desde hace un tiempo están en proceso de implementar metodologías ágiles en desarrollo de su trabajo.

 

El término ágil se ha venido usando con frecuencia y abarca desde el manejo de equipos remotos hasta la gestión de nuevos riesgos. Esto es particularmente relevante pues la materialización de un riesgo como la pandemia, exigen más agilidad, pues los desafíos son amplios y permanentes y se evidencian claramente en situaciones como en los planes de continuidad del negocio.

 

En este entorno cambiante, en que los equipos de auditoría deben actualizar sus documentos de planeación sobre la marcha, la adopción de una metodología ágil puede contribuir a contar con un enfoque más estratégico y calculado. La metodología ágil tiene sus orígenes en el desarrollo de aplicativos y programas para computadores y posteriormente ha sido adaptada y adoptada por muchas industrias y funciones empresariales, incluida la auditoría. En lugar de la tradicional planificación más larga y con pocas variaciones, el proceso de auditoría ágil se centra en una planificación iterativa y flexible en ciclos cortos (sprints) donde se evalúan avances y resultados, en un marco de colaboración.

 

Desde hace algún tiempo, los equipos de diferentes actividades, tales como los equipos de auditoría, se han esforzado en la búsqueda de hacer el trabajo de manera más rápida y eficiente, en un ambiente de recursos limitados. Con la actual pandemia, los recortes presupuestales y de personal han sido severos en muchos casos, lo que ha obligado a que los auditores deban hacer más con menos. Actualmente se adelantan trabajos de forma remota en lugar de evaluaciones in situ y hay que enfrentar nuevos riesgos y los empresarios demandan cada vez más apoyo y orientación a las organizaciones.

 

Hay que mencionar otros desafíos, como el de la comunicación. Mantenerse conectado con compañeros de trabajo y partes interesadas mientras el trabajo se ejecuta a distancia no es fácil. Hay que emplear tecnologías confiables, tanto para videoconferencias y entrevistas como para pruebas de inventarios e inspecciones.

 

De otra parte, la alta dirección de las empresas espera que los equipos de auditoría proporcionen seguridad en tiempo real, mientras aborda riesgos emergentes como las interrupciones en la cadena de suministro, el impacto de la pandemia en el capital humano y los riesgos de ciberseguridad.

 

Para apoyar adecuadamente a la organización, la auditoría debe evaluar la actitud de la gerencia sobre los riesgos originados o acentuados por la pandemia y actuar con rapidez. Es en este escenario en que la auditoría ágil presta un mejor concurso que la auditoría más tradicional. Con una auditoría ágil, los conocimientos se obtienen más rápidamente, hay evaluaciones oportunas y los equipos pueden incorporar los hallazgos de inmediato.

 

Algunas de las ventajas de una metodología de auditoría ágil, son las siguientes:

 

Rápida gestión de riesgos emergentes:

 

Toda vez que la auditoría ágil depende mucho del análisis de datos, un buen establecimiento de indicadores de riesgo y análisis de tendencias alertará al equipo de auditoría en cuanto a tendencias emergentes que pueden ser positivas o negativas. Reaccionar a esas tendencias a medida que comienzan a surgir puede mitigar los impactos significativos mucho antes que en las técnicas de auditoría tradicionales.

 

Mejoras en la comunicación:

 

El esquema de auditoría ágil permite que la comunicación sea más frecuente e informal, en ciclos cortos. Esto ayuda a los equipos remotos y las partes interesadas clave, a mantener una dinámica apropiada en las circunstancias. Las reuniones virtuales son cortas y ayudan a los equipos a entender rápidamente los logros obtenidos, lo que se espera obtener cada día y lo que puede representar dificultades.

 

Resultados oportunos:

 

Al trabajar con ciclos de entrega cortos, se puede reevaluar el trabajo cada dos o tres semanas. Esto implica que los resultados se conocen prontamente y por tanto, la retroalimentación es más rápida. Los equipos pueden incorporar inmediatamente sus hallazgos en los ciclos de trabajo.

 

En caso de pensar en implementar una metodología de auditoría ágil, pueden darse unos sencillos pasos, en tanto se mantienen algunos métodos de auditoría tradicionales que se consideren necesarios. Lo primero es definir si el equipo cuenta con la flexibilidad y posibilidades de adaptarse, de acuerdo con sus procesos actuales, a una metodología de auditoría ágil. También pueden emprenderse planes piloto para ciertas actividades y evaluar, ajustar y actualizar según sea necesario.

 

Resulta pertinente así mismo, incorporar al equipo a personas con experiencia en el tema y buscar capacitación. El uso de aplicativos específicos, así como de gestión de proyectos también es útil. Si bien la pandemia ha afectado la normalidad, también ha hecho que las organizaciones ágiles sean más proactivas, resistentes y ágiles y ello incluye a la auditoría, que debe adaptarse conforme a las circunstancias.

 

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1 comentario:

  1. La profesión de auditoría interna evolucionó a un ritmo inferior que el resto de los procesos de las organizaciones. Hoy ser ágiles no es solo recomendable, es fundamental para poder aportar valor a las organizaciones.

    El auditor rígido, de revisiones largas y secretas, ese que cada 3 meses (o más) cuenta todo lo mal que observó durante el ultimo año... no va más.

    Las organizaciones necesitan auditores disruptivos, que comunican de forma clara y en forma oportuna, que auditan los riesgos emergente y trabajan codo a codo con la organización.

    El contexto actual nos brindó una oportunidad única. Está en nosotros de aprovecharla o dejarla pasar.

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