Por Jesús Aisa
Sánchez-Horneros
Como ya he expuesto en anteriores comentarios, tanto la Norma ISO 14001, Sistema de Gestión Ambiental, como el Enterprise Risk Management o COSO II, la importancia de los riesgos se estima en base a sus principales atributos, el impacto (consecuencias) y su posibilidad de ocurrencia.
Como ya he expuesto en anteriores comentarios, tanto la Norma ISO 14001, Sistema de Gestión Ambiental, como el Enterprise Risk Management o COSO II, la importancia de los riesgos se estima en base a sus principales atributos, el impacto (consecuencias) y su posibilidad de ocurrencia.
Respecto de la posibilidad,
no creo que existan diferencias en la forma estimarla en los riesgos
ambientales, comparándola con la forma de hacerlo con los otros riesgos que
puedan afectar a las organizaciones, pues de lo que se trata en ambos casos, es
de estimar la posibilidad estadística de que un determinado evento o amenaza
ocurra. Si diese cerca de cero es improbable que el evento suceda, mientras que
si da cerca de uno, es casi seguro que ocurrirá.
Sin embargo, esta similitud en la
forma de calcular los atributos de los riesgos, no creo que pueda ser apreciada
también en el relativo al impacto, puesto que, si bien habrá que
considerar los daños que puedan ocasionar en el logro de los objetivos de la
organización, también deben considerarse los que afecten a todas las partes
interesadas de la organización, como es la sociedad en su conjunto.
Por ejemplo, si una industria
vierte sus residuos contaminantes sin antes tratarlos al efluente de un rio, al
considerar los daños que esta acción generaría, además de las posibles
sanciones administrativas y un empeoramiento de su reputación, también se
deberá tener en cuenta la disminución de la calidad que se producirá en esas
aguas, y el más que probable impacto negativo sobre la fauna y flora de la zona
así como en los cultivos que reciban esas aguas.
O también como sucede con las
talas incontroladas, en las que no sólo deberemos tener en cuenta los daños
puntuales de esta acción produciría a los objetivos de las organizaciones que
las producen, sino también los perjuicios que a largo plazo se derivaría de la
deforestación. Como son un aumento de la erosión del terreno con su consabida
pérdida de nutrientes del mismo, o el incremento de que se produzcan
situaciones de inundaciones y sequias en la zona, ya que al perderse la
cubierta del bosque, el agua fluirá rápidamente hacia los arroyos, elevando los
niveles de los ríos y dejando expuestas a las poblaciones locales. Mientras que
en épocas de bajas precipitaciones, se producirían estragos en los cultivos
interrumpiendo las operaciones industriales.
Pero no sólo estos aspectos son
lo que deberíamos tener en cuenta al evaluar los riesgos ambientales, ya que,
si recordamos lo que nos señala la versión del 2013 de COSO I, a la hora de
estimar los riesgos, también deberemos tener en consideración los dos nuevos
factores que se citan para calcularlos, en concreto la velocidad de
ocurrencia y la persistencia. Si bien en el caso concreto de la velocidad,
no deberemos verlo como algo que los aminore, sino como algo que los oculta,
pero que están ahí y que nos pasarán factura, aunque esta la paguen las
generaciones futuras.
Con estos comentarios lo que
quiero compartir es la necesidad de incluir en nuestros mapas de riesgos los
denominados riesgos emergentes, ya que estos existen, pueden ser muy
importantes y debemos considerarlos como unas amenazas que no solo afectan a
las empresas, sino a la sociedad en su conjunto.
Para acabar, me gustaría comentar
que la forma de combatir estos riesgos está perfectamente establecida en el Enterprice
Risk Management, pero destacando que, de sus 8 componentes, el
correspondiente al entorno de control, entendido este como aquello que
establece el talante de la organización y establece la base de cómo el personal
de la entidad percibe y trata los riesgos, incluyendo la filosofía para su
gestión, el riesgo aceptado, la integridad y los valores éticos y el entorno en
el que actúa, por ser el componente que tiene mayor relevancia a la hora de
gestionarlos junto con el correspondiente a la supervisión, que es donde
está inmersa la función auditora.
Siendo así, creo conveniente que
los universos de auditoría que se manejen
deberían recoger como entes auditables aquellos procesos productivos en
los que se manifiesten riesgos ambientales, medidos estos de forma adecuada,
incluyendo los que sean pertinentes en los borradores de los Planes de
Auditoría a proponer a la alta dirección y al Comité de Auditoría, procediendo
posteriormente a su correspondiente auditoría, a fin de concluir en lo que sea
pertinente y aportando las recomendaciones que sean adecuadas para mitigarlos.
Actuar de esta forma nos
permitirá acercar a nuestras organizaciones a la Responsabilidad Social
Corporativa, que es el objetivo que deberíamos tener presente.
Jesús Aisa
Sánchez-Horneros. Es Ambientólogo por estudios, experto en cambio
climático por
experiencia laboral y defensor y creyente de la sostenibilidad por convicción
propia.
Esta información fue
tomada del Blog Sostenibilidad Tangible, el
mismo está orientado a temas relacionados con la responsabilidad corporativa, y
sus artículos hacen especial hincapié en
la implantación de los sistemas de gestión ambiental, y en sus auditorías. Por
lo tanto esta especialmente dirigido a los responsables de sostenibilidad,
medio ambiente y unidades de auditoría de las organizaciones, tanto públicas
como privadas.
Estero que visiten frecuentemente el Blog
Sostenibilidad Tangible.
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Muy interesante tu articulo; es importante resaltar también que muchas organizaciones o inclusive en muchos proyectos nos olvidamos de la evaluación de impactos ambientales; y como lo mencionas siempre corremos un riesgo de afectar nuestro entorno, así nuestro proyecto parezca inofensivo. Adicional a esto es importante también tener en cuenta los impactos tanto positivos como negativos y dejar a un lado el paradigma de que ambiente es únicamente arboles, agua o fauna; ya que todo lo que nos rodea es ambiente, por lo tanto aspectos sociales, económicos e incluso alimentarios hacen parte del ambiente. Comparto tu posición como creyente de la sostenibilidad.
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