Israel Barrantes Sánchez
Tuve la
oportunidad de leer un artículo que publicó el motivador Don German Retana en
referencia al liderazgo, éste me impactó desde la primera vez que lo leí, y en
esta oportunidad deseo compartir una parte del mismo.
En dicho
artículo relata la forma como “los sherpas se dedican a ayudar a otros a que
lleguen a la cima”, indica el señor Retana:
“El mundo
reconoce a Edmund Hillary como el primer escalador del Everest, en el 1953;
pero él comparte el mérito de su hazaña con Tenzing Norgay, el sherpa líder que
le permitió llegar a la cúspide un 29 de mayo.
Dedicados
originalmente a la agricultura, los sherpas se han convertido en expertos en
facilitar que otros alcancen su sueño. Sin renunciar a sus raíces espirituales,
en las que destacan la armonía, la generosidad, la hospitalidad, la paz y el
equilibrio, comprometen en oportunidades su vida para salvar la de sus
“clientes”.
Los sherpas
son entonces guía y soporte de sus propios “jefes”, quienes tienen anhelos pero
no ser expertos en lo que implica procurarlos. Aquellos que deseen llegar alto
tendrán que escuchar, dejarse orientar y hasta obedecer, por paradójico que
parezca quien alcanza la cima lo recordará toda su vida, y quien le llevó a
ella goza verle triunfar y además podrá alimentar a su familia todo un año con
la paga que recibe. Ambos ganan, lo que parece un “trato justo”.
La fama
acompaña a los que alcanzan la meta, la satisfacción interior a los que
definieron la ruta, los escaladores son temporales y otros tomarán su lugar,
pero los sherpas están siempre allí, atentos para servir, inspirar e impulsar a
quienes deseen llegar lejos. Así, es impactante cuando, desde las cumbres del
poder o desde cualquier posición, se actúa como sherpas para ser puentes entre
el presente y los sueños de quienes nos rodean.
Los líderes
sherpas no claman agradecimientos ni prestigio, son como los padres y madres de
familia que dedican su vida entera a hacer felices a sus hijos; como los
maestros que se dan sin pensar en recompensas y como tantos miembros de
organizaciones que en modo silencioso se convierten en peldaños para un éxito
que a veces no es compartido con ellos”.
Lo indicado
por el señor Retana líneas a tras me invita a hacerles la siguiente pregunta:
¿Cuándo fue la última vez que usted,
como líder o miembro, fue sherpa de su equipo?
Si se tomó
unos minutos para meditarla, esta pregunta nos debe llamar a la reflexión a
nosotros como auditores internos, independientemente del puesto que se ocupe en
la organización, si eres el director ejecutivo de auditoría, auditor encargado,
o un asistente, cada uno estamos en la obligación de cumplir con nuestra labor
de manera tal que acerquemos, contribuyamos y seamos un pilar asesor de la
organización para que logre sus objetivos, es nuestro deber que esos objetivos
se plasmen no solo en papel sino en una realidad en beneficio de nuestra
sociedad, moldeando los principios y valores que nos caracterizan como
profesionales expresados en nuestro trabajo.
Aceptando la
responsabilidad de nuestra función estaremos contribuyendo sin lugar a dudas no
solo en nuestro propio crecimiento sino en el crecimiento de nuestros
semejantes cada vez que logremos mejorar nuestros propios procesos y
procedimientos y compartiendo conocimiento con nuestros colaboradores y colegas
estaremos contribuyendo al logro de una mejor calidad de vida de los ciudadanos
de nuestro país.
¿Pero cómo podemos liderar
debidamente nuestra función?
¿Quiere usted ser un buen Auditor
Interno?
Seguidamente,
intentaremos dar respuesta a estas preguntas. Lo primero que debemos de tener
en cuenta es que este tema no trata de tocar solamente aspectos técnicos que
afectan la profesión de auditoria interna, sino su punto medular; las personas,
los seres humanos que nos dedicamos a su ejercicio, siendo necesario y
fundamental el equilibrio emocional con nuestras apreciaciones intelectuales.
Sin duda el éxito de una unidad de Auditoría Interna es el reflejo de la
actitud, grado de motivación y compromiso de las personas que lo componen.
Un líder es
un agente de cambio, un transformador que mejora las condiciones materiales y
humanas y que trasciende a través de la acción. La voz del líder, significa ser
un visionario, un profeta, un artista del futuro que logra que las visiones se
concreten.
Ser un líder
significa, ser un administrador del esfuerzo y recursos que se dirigen a los procesos
humanos, tales como, la entrega, la pasión por lo que se hace, la lealtad, el
sentido de pertenencia a la unidad de auditoría interna, el cariño a la
organización donde crece como profesional, donde construye su vida, se
desarrolla como personal y contribuye a un crecimiento colectivo.
Un líder
debería ser capaz de transformar los miembros de su equipo de trabajo en:
•Personas
integras, que estén comprometidas con los más altos estándares éticos y
profesionales.
·
Profesionales dinámicos y motivados capaces de dirigir
y convertirse en ejemplo de mejores prácticas.
·
Auditores flexibles y pragmáticos los cuales entienden
la organización y sus necesidades.
·
Personas autodidactas, en búsqueda de conocimientos,
que pueda trasmitir y plasmar en su trabajo.
Tenga
presente que sus capacidades de líder no dependen de sus condiciones genéticas
o formación profesional, ser un líder tiene que ver con su capacidad de mejorar
individualmente, reinventarse cada día y crecer en espíritu para poder
inspirar, transmitir conocimientos, motivar y producir entusiasmo en los que lo
rodean, invitándolos a ser agente de cambio su éxito no depende tanto de lo que
hace, sino de cómo lo hace, como lo percibe. En síntesis un auditor con
liderazgo integra y da sentido de dirección, apasiona, anima, combina el
discurso con la acción, cree en la capacidad de su gente y la compromete a
seguir dando un mayor esfuerzo cada día.
Hay muchas
voces allá afuera que reclaman nuestra atención, somos Auditores Internos todos
nos observan y esperan de nosotros ecuanimidad, integridad, sobriedad y
criterio único consistente, por lo que se hace necesario que a través del
liderazgo podamos empujar a la organización a que realice mejor su función y
que confié en el valor agregado que le damos con nuestra gestión.
Como puedo
ser un mejor auditor interno, que satisfaga la necesidad de nuestros clientes
internos y externos.
Los
auditores internos tenemos una serie de normas tanto nacionales como
internacionales de obligado cumplimiento, algunas de estas como, integridad,
objetividad, competencia, pericia, debido cuidado profesional, calidad, entre
muchas otras y nuestra adhesión y cumplimiento nos permitirán realizar nuestro
trabajo de una manera razonable y cumplir con nuestras funciones en observancia
a los marcos y códigos regulatorios. No obstante existen una serie de acciones
que podemos emprender en nuestro ejercicio profesional que combinadas con las
normas y códigos nos permitirán mejorar nuestra labor y por consiguiente
cumplir con las necesidades de nuestros clientes, a continuación propongo que
intentemos cumplir con lo siguiente:
·
Ser honrados y justos.
·
Tener valor heroico.
·
Tener compasión.
·
Ser cortes.
·
Tener Honor.
·
Tener sinceridad absoluta.
·
Ser leal.
·
Respetar a nuestros semejantes.
Para cumplir
con estos otros atributos considero que es necesario:
·
Escuchar atentamente y revisar con cuidado.
·
Ser claro y sincero.
·
Ser valientes
·
Actuar con nobleza.
No me quiero
despedir sin compartir esta reflexión, muy enaltecedora para el rato que nos
hemos acompañado en esta lectura.
“Un hombre llevo a su pequeña hija a
un parque de diversiones y ella de inmediato corrió a un quiosco y pidió un
algodón de azúcar. Cuando le fue entregado, su padre le pregunto: Cariño ¿estas
segura de que puedes comértelo todo? No te preocupes papá, le respondió. Soy
más grande por dentro que por fuera.”
Ese es el
verdadero secreto del liderazgo.
“Ser más grande por dentro, para
construir grandes afuera”
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