Albert
Salvador Lafuente, Secretario General
Internacional World Compliance Association
Con
la aparición del Compliance Officer el modelo de 3LD se afianza como un modelo
de 4LD, dando así más robustez al sistema de gestión de control interno.
Uno de los temas de debate cuando hablamos de la
figura del Compliance Officer, es donde situar esta figura dentro del
organigrama de la organización. Juntamente con este debate y de manera
paralela, tenemos también el debate, (o más bien las dudas), sobre cuáles son
las funciones, competencias y autonomía de esta “nueva” figura, incluso a quien
deben reportar y que debe hacer en caso de detectar una irregularidad grave.
Aprovechando la actual revisión sobre el modelo
de 3LD que se está realizando desde el IIA “The Institute of Internal
Auditors”, y la aparición del Compliance Officer como una figura ya consolidada
dentro de las estructuras empresariales, considero que es momento idóneo para
incorporarlo “oficialmente” dentro de este modelo de control. Sin duda, este hecho
reforzará y clarificará cuál es el sitio que debe ocupar el Compliance Officer
dentro de las estructuras empresariales.
Bajo mi punto de vista, el modelo de 3LD debe
pasar a un modelo de 4LD, reforzando y dando mayor consistencia al control
interno, con la incorporación del Compliance Officer, como un control de 3er
nivel, desplazando a Auditoria Interna como un elemento de 4º nivel de control:
Juntamente con la aparición de esta nueva línea
de defensa, y de una manera natural, también aparece un nuevo comité, el comité
de cumplimiento o Compliance, que juntamente con el Comité de Auditoría son los
encargados de reportar al máximo órgano de Gobierno de las Organizaciones.
También me gustaría destacar el grado de
comunicación que debe existir entre la 3ª y 4ª línea de defensa, ya que ambas
funciones, Compliance Officer y Auditoría Interna deben retroalimentarse en
todo lo posible, y siempre garantizando la independencia su independencia.